La Gran Bestia Pop

Garbage en el Luna Park

La segunda visita de la banda estadounidense a nuestras tierras se dio en el marco de su tour sudamericano para presentar “Strange Little Birds”, disco que apareció este año y que explora el terreno ya conquistado por la banda, desde mediados de los noventas y, luego de un breve hiato, en los 2000, hecho de texturas electropop multiprocesadas con guitarras distorsionadas y bases rítmicas de tinte industrial.

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Desde el comienzo con “Supervixen”, el ojo de la tormenta es la voz de Garbage. Shirley Manson brindó una clase magistral de lo que significa ser una frontwoman con actitud rocker. Una especie de cruza entre Debbie Harry con Madonna. Mientras bailaba y saltaba, se movía por todo el terreno desprovisto de equipos de guitarras o bajo, su voz se mantuvo inquebrantable, alcanzando los más variados registros. Los dos temas que siguieron, “I Think I´m Paranoid” y “Stupid Girl”, pusieron al campo candente. Sin embargo, Garbage renuncia a la nostalgia y mantiene su hambre mirando al futuro. Así fue como pasaron “Automatic Systematic Habit”, “Blood for Poppies” y “Sex Is Not the Enemy”, todas canciones de su discografía más reciente, aunque sin demasiada demostración de afecto por parte de los oyentes.

Manson se toma su tiempo para agradecer al público por asistir a sabiendas que el asunto por estos pagos está complicado para comprar un ticket, saludar a Utopians (banda telonera del show con quienes mantienen amistad), y hasta para evocar el #NiUnaMenos y pedir a los hombres que se involucren a la par con la causa.

Si bien predominaron la excitación y los sonidos bailables en la noche del gigante de  Avenida Corrientes, también estuvo presente el lado más dark y denso de Garbage, como en “Even Though Our Love Is Doomed” y “Night Drive Loneliness”, ambos temas de su último disco. En “Why do you Love Me?” sucedió todo lo contrario, agite extremo al punto tal que al final de la canción la cantante imploró a los gritos a dos muchachos que dejen de pelearse en el pogo. “Si están enojados, vayánse a casa” les tiró. Buen consejo.

En “Only Happy When It Rains”, el comienzo fue diferente al hit original del primer disco homónimo de la banda, con Shirley sentada cerca de la batería y con el grupo lentamente acelerando la canción hasta hacerla implosionar en la segunda estrofa. Todo premeditado, y que tuvo su devolución inmediata en el público.

Los bises se iniciaron con una versión calma de “Queer”, le siguió “Empty”, que sonó estridente y mantiene el optimismo sobre el devenir de los oriundos de Wisconsin. La última pieza fue “Cherry Lips (Go Baby Go!)”, donde Garbage condensó su fórmula con creces. Energía arrolladora y un espectáculo en vivo casi sin pausas que sostiene la vida del grupo post éxito masivo del milenio pasado.  Mientras Shirley Manson resplandezca con su espíritu, tienen cuerda para rato.

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