Tobogán Andaluz en La Tangente: Viaje de luz

La primera vez que escuché Tobogán Andaluz me sentía realmente feliz, era una época sin preocupaciones. Recuerdo una noche en particular: estaba tomando alguna sangría de dudosa procedencia con alguien realmente especial a orillas de Playa Muerta, cuando escuché los primeros acordes de “Lo que más quiero salir del stereo del viejo Ford Fiesta en el que andába

Quedé fascinado.

De ese momento a ahora, no sé cuánto ha pasado en verdad. Quizás 5 años o más, pero por alguna razón, siempre al escucharlos logro recordar con claridad cada detalle de ese día. Ese sabor amargo que el vino barato y la nostalgia tienen en común.

Hace unas horas, llegué de ver a Tobogán Andaluz y todo ha vuelto a mi, acompañado del ruido estático de sus guitarras y los desgarradores versos de su vocalista. 

“No me digas que no, aunque no me importa” 

Canta Facu entre luces azules y mucha neblina. «Naves espaciales» es la encargada de abrir el espectáculo, con una gran actuación de Fede Dopazo en el bajo. Su nivel de energía durante todo el show es envidiable: salta, canta, se mueve de un lado para el otro pero sin perder nunca el ritmo de la banda. 

Continúan paseándose por su largo repertorio con «Seis de la mañana» y «Siempre sueño las mismas cosas«. Son casi las 2am y la gente ha entrado a un trance, hipnotizados por el beat pegajoso de Nacho Kanter en la batería. Todos empiezan a bailar.

Es difícil no dejarse contagiar por el ambiente.

Con unos lentes de sol, Facu nos recuerda que la primavera ya se acerca a la ciudad. Parece por momentos introspectivo, perdido y absorto en sus pensamientos. Pero en realidad, todo esto es lo que caracteriza muy bien su presentación. Su voz dibuja historias: añoranzas de una juventud perdida.
De cierta forma, se convierte en una terapia grupal para todos los asistentes. Las guitarras melódicas acompañan mientras el público corea “Con los pies mojados en el mar, con los pies mojados me amarás”. Una vez más, «Canción de Navidad» es un éxito

La voz de Facu se intenta abrir paso entre las guitarras distorsionadas de Viaje de Luz

“Enseñame a dormirme
Enseñame a morirme” 

Canta desgarradoramente mientras Manuel Larisgoitia lo acompaña siempre en la guitarra. Su trabajo es increíble, brindándole sobriedad y equilibrio a la explosividad de sus compañeros. Sonríe mientras toca. Poco a poco, vamos llegando al final.

Y como supuse, Esa es la canción que cierra la noche. 

Los acordes de Lo que más quiero comienzan a sonar y explota todo.La energía del final no se puede comparar con nada que haya visto antes.

”Y no me importa estar solo.
Porque ya estuve solo mucho antes”

Exclama Facu, acompañado por toda una sala que canta y salta como si acabase de llegar. Es una canción para dejar ir y eso están haciendo. En un momento de catarsis, se pierden entre la música y la neblina que sumerge La Tangente.

Es momento de dejar de soñar.Es momento de despedirse.
Pero nunca fui bueno para despedirme

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