Fito Cabrales: Ya lo tengo todo controlado

El termómetro popular, el de la calle, es el que marca el momento y la carrera de un artista, muchos y muchas dicen que uno sabe que es famoso cuando no puede caminar debido a los pedidos de la gente con la que se cruza. Allá en Europa esto también pasa, Fito Cabrales es el líder de Fito y Fitipaldis, una de esas bandas que entras al super y la escuchas, un parámetro muy claro de si el éxito llama a tu puerta. Adolfo no puede caminar por la calle, por eso hace más de una década decidió abandonar la ciudad de Bilbao y vivir un poco más alejado de la gran urbe.

Fito es uno de sus músicos que puede manejar su carrera a su antojo, no tiene compromisos con nadie, la discográfica no lo presiona, a veces le sugiere algo como fue «Fitografía», su única recopilación de 2017, que incluye 53 canciones de su historia, entre ellas muchas colaboraciones que estaban perdidas por ahí. El vasco afirmó en varias entrevistas que el mundo no necesitaba un disco de Fito & Fitipaldis de manera urgente, su pelea con la inspiraciòn lo hace tomarse hiatos discogràficos extensos y sus giras son cada vez más escasas (la última en 2018, «20 años, 20 ciudades»).

Un 6 de octubre de 1966, FIto Cabrales nacía en Bilbao, luego de la «mili» se fue a vivir a Laredo y pasó un año en Málaga, todo ese camino en distintos lugares de España forjó su carrera como artista. La noche siempre fue su gran amiga hasta que hubo que poner un punto y aparte, su padre era dueño de un burdel en una zona del Bilbao viejo que era conocida por los locales nocturnos repletos de bailarinas. Él afirma que disfrutó mucho esa etapa de su vida, pero la cosa se puso fea cuando empezaron a llegar hombres trayendo chicas de otros lados. Su sueño era ser camarero.

Haber visto a su tío tocando la batería en un bar pequeño fue el disparador para que la pasión por la música le gane a todo. Los comienzos con Platero y Tú, tumultuosos como los de toda banda under, el primer material de 1990 llamado «Burrock y Roll», en esos tiempos Extremoduro marcaba el pulso del rock español, y Platero creció de la mano de ellos, unos años más tarde los Fitipaldis harían su primera gira fuerte con la banda de Roberto Iniesta. Siete discos duró la vida de Platero, dos décadas intensas, plagadas de historias y sobre todo muy vertiginosas. Fito perfilaba para algo más, quería cantar sus canciones y ya tenía grabado «A puerta cerrada», su primer disco con el cual ya giraba en los espacios que le quedaba entre banda y banda.

Ese primer disco, que hoy es mirado como un experimento que salió muy bien, dejó grandes hitos en la historia de Cabrales, la relación con «Polako», su manager y mano derecha, ese que elige lo que hace Fito y lo que no. Las apariciones del líder de Fitipaldis son esporádicas, pero lo solidario es una faceta que la tiene muy desarrollada, acá pueden ver una colaboración que tuvo con «La cuadri del hospi», una asociación sin fines de lucro que ayuda a los niños con cáncer. El video completo acá. Su disco «En concierto en el Teatro Arriaga» es un registro de una gira con fines solidarios tambièn.

El sonido de Fito y Fitipaldis tiene mucho que ver con el rock and roll y el blues de la zona oeste de Estados Unidos, sin embargo Los Rodrìguez también deben atribuirse el mérito correspondiente. En el año 2006, Andrés y Fito realizaron la gira «2 son multitud», la cual quedò inmortalizada en un disco doble. Esta gira permitiò tenerlo al compositor de «Soldadito Marinero» en Argentina por primera vez. Los Fitipaldis venían a hacer de soporte a un Calamaro que comenzaba a amigarse nuevamente con las giras y los escenarios, corrìa el año 2007.

«Por la boca vive el pez» es el cuarto disco y allì aparece la figura de Joe Blaney, mìtico productor de discos de Prince, Ramones y la década dorada de Charly García, si elegimos venirnos más acá. Hace un par de años trabajó con No te va gustar y eso sirvió de puente para que Fito teloneara los conciertos en Vélez en el 2015, hasta se animaron a una versiòn de la canción «Alba».

«Huyendo conmigo de mì» es el nombre del último disco de estudio, el que lo trajo de gira por estos lados, y el que levantó un silencio discográfico de cinco años. Se estima que Fito vendió casi 2 millones de discos en su carrera, lo cual lo transforma en un artista de una galería a la que pocos acceden. Las entradas vendidas superan ese número, un hombre que vivió muchos años de gira, para entender lo que amaba la ruta la anécdota de haber salido de una internación por adicciones y ese mismo día armar el bolso para girar con los Fitipaldis por toda España, funciona como una muestra clara.

Padre de tres hijos, la ùltima Coyote, quien junto a su madre Marisa, viven la versión lite de Cabrales, un hombre que sale a correr todos los dìas, vive en el gimnasio, le gusta estar mucho en casa y disfruta viendo videos de YouTube, pero los que están mal grabados afirma en las últimas entrevistas. Ellas cambiaron su vida y a los 50 lo contienen porque «yo quiero subir entero al escenario», dice entre risas.

«Soldadito marinero», «La casa por el tejado», «Antes de que cuente diez» son himnos en el país europeo y permiten a Cabrales tocar para no menos de 15 mil personas cada vez que decide anunciarlo. El futuro es un misterio por la pandemia, lo último que sabemos de él musicalmente es que está terminando de grabar un disco junto a su amigo Carlos Raya. Fito sale a hablar cuando «va a poner un huevo», como acá decìan Los Redondos. Un músico excelso que creó un sonido y marcó un estilo en todo el rock de habla hispana, Adolfo Cabrales Mato.

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