The Flower Kings en El Teatrito: Progresivo y legendarios

The Flower Kings | El Teatrito | 18.11.2018

“Polvo de estrellas somos y mira como brillamos” cantan al unísono un Roine Stolt y Hasse Fröberg en una mágica harmonía de origen sueco, y el pequeño escenario de El Teatrito en la calle Sarmiento sostiene a las leyendas del rock progresivo mundial, The Flower Kings volvían a Buenos Aires más de 15 años después, más viejos e igual de perfectos, acompañados por Jonas Reingold (bajo), Marko Demaio (batería) y Zach Kamins (teclados).

Bajo las luces de colores está Roine Stolt de 62 años, camisa multicolor, su Fender Telecaster roja y un floorboard de pedales para jugar, es probablemente el máximo exponente del prog en la actualidad, con sus lentes semi oscuros se le ve concentrado pero relajado cuando suenan los primeros acordes de “The Last Minute of Earth” del “Rainmaker (2001)”, lo acompaña en las voces su amigo Hasse, parte esencial de los Flower, el registro de su voz es intenso, le da ese toque de metal que se fusiona perfectamente con la voz dulce de Stolt, fusionan el tema con “What if God is alone” del 2006.

En el inicio Stolt tiene problemas con el sonido, parece frustrarlo un poco sin embargo durante un interludio se toma la situación con gracia, pide disculpas mientras se va resolviendo la falla técnica, tiene un aura calmada que llena de paz al público expectante. Tocan “There is More to this World” del “Retropolis” (1996), para este momento la banda está fusionada a la perfección, Reingold lleva el ritmo y Hasse le da este toque agresivo a la noche.

El público, que se debate entre jóvenes y adultos mayores solo puede asombrarse en silencio al escuchar a los Kings, la mezcla de “The Flower King”, tema que fundó la formación de la banda con “Cosmic Lover” del “Back in the World of Adventures” del 1995 es alucinante, por momentos el joven Kamins se roba el escenario cuando improvisa en las teclas, no es fácil suplir al gran Tomas Bodin, pero el joven de Colorado hizo el trabajo.

“In the Eyes of the World” y la odisea de 12 minutos de “Stardust we Are” son el mejor momento de la noche, los fanáticos intervienen aplaudiendo algún solo demasiado intenso, es increíble ver que solo pocas personas tenemos la oportunidad de presenciar a los grandes del género.

Luego de una falsa despedida los Kings regresan para cerrar con fragmentos del “I am the sun” del “Space Revolver (2000)”, más allá de los problemas de sonido la noche termino de forma mágica, sin pretensiones ni intelectualismo musical, la música de Stolt y amigos se siente sin necesidad de analizarla, como el buen progresivo siempre debe ser.

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