Octafunk y Mustafonic

Fiesta Clandestina | Groove | 21.07.2017

En el fin de semana que consagra a los buenos amigos, muchos optan por dejar de lado la parri, el boliche o el barcito y se acercan a festejarlo en la famosa fiesta que se ve promocionada por toda la ciudad, como siempre con sus afiches coloridos. La Clandestina esta vez trae al templo palermitano, dos bandas de una fuerza descomunal en la escena local, Octafonic y Mustafunk serán las protagonistas de la noche.

Descorcha la velada en esta madrugada, el octeto de músicos destacados, que entre saco y corbata, lucen una elegancia de jazz y suenan como una piña de rock en la cara. Abarcando un gran repertorio, “Wheels” es la que tiene un toque especial con su clásica invitada, Lula Bertoldi de Eruca Sativa, que luego de un conteo finaliza la pieza con un grito de guerrera que traspasa todas las capas de la atmósfera terrestre.

“Monster” pisa como un himno, dejando un solo de batería temblorosamente expansivo y obviamente aclamado. Octafonic tiene un despliegue musical que realmente deja boquiabierto a cualquiera. Instrumentos bien usados por todos lados, que se nutren de la experiencia, la improvisación y el agite. Al golpe de la canción, se apagan y prenden como un flash. Existen y dejan de existir. Suena el grito final, se alza el quilombo y se termina la primera parte de la celebración.

Groove nos hace un espacio para bailar, mientras se prepara para el próximo round. Las camperas de este invierno no son un impedimento para los cuerpos que se entregan a los pasos que fluyen. Entre chapes fogosos, unas telas se dejan caer desde el techo y dos mujeres alucinantemente elásticas transforman este entretiempo en un show circense.

El escenario vuelve a abrirse y comienza a inundarse de la complicidad entre el bajo y la batería de Mustafunk. La remera que porta El Negro Martín Pedernera, cantante de Musta, tiene una estampa de los ‘Flying Hellfish’, la unidad militar en la que peleó el abuelo Simpson. Quizás sea una coincidencia, pero está bastante bien porque estos pibes son una especie de escuadrón que fusiona el rock y el funk, en búsqueda de un sonido diferente como si fuera una granada que te vuela el coco.

La banda proveniente de Paso del Rey cuenta con unos músicos extraordinarios. Tocan igual y hasta aún mejor de lo que se escucha en sus discos, suenan distinto pero muy poderosos. Con un gustito a un Prodan eterno que se cuela entre sus temas.

‘El sol se está poniendo, igual que yo’ dice una frase de Ciudad Albinogólpica, canción del disco Laboro Chamanik, y nos pone a puro salto y baile. Es un conjunto que trae ritmo seductor, elegante pero muy explosivo y particular. También se permiten coverear ‘Dale’ de Catupecu y enloquecen la sala.

Es una gran fecha para volar por los aires de la ciudad porteña, en este fin de semana frío pero agradable. Si estas bandas no te hacen entrar en calor, definitivamente el frío está en el oído más que en el pecho.

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