Hijos del Culo 20 años: El desafío más grande de Bersuit

Un grupo de músicos con casi 35 años de historia que vivieron muchas situaciones límites, tanto de las buenas como de las malas. Ponerse a repasar la historia de esta banda nos hace encontrar muchos dilemas sobre los momentos bisagras que forjaron el carácter o la historia de sus integrantes: el parate por la partida de Cordera, el regreso a las pistas luego de eso, la llegada de Santolalla en la producción, la partida de Righi, etc, etc. Sin embargo, desde esta columna vamos a justificar porque el proceso de Hijos del Culo fue el desafío más grande en la historia de Bersuit Vergarabat.

Corría el año 2000, el disco Libertinaje, cuarto en la historia de la banda, había vendido más de 100 mil copias físicas (no de reproducciones), la gira de esa placa había permitido colonizar muchísimas ciudades y dentro del caos interno, Santolalla había encontrado una armonía compositiva y un grupo de músicos con un potencial a explorar. Había llegado el momento de sentarse a pensar en nuevas composiciones, las cuales debían estar a la altura de todo lo que se había sembrado entre 1998 y 2000.

Libertinaje fue un disco bisagra obviamente, pero que podía transformarse en una complicación. Si no se tomaba lo positivo, podía dejar a Bersuit en un estancamiento porque a veces las mieles del éxito nublan la vista y relajan esa tensión productiva que tiene una banda en su mejor momento.

Había canciones dando vueltas, las cuales habían sido compuestas en distintos estados, momentos y lugares. Bersuit vivía de gira y todas las mentes compositivas de la banda encontraban situaciones para escribir y traer música nueva. Se sabía que nuevamente se iba a trabajar con Surco, y que la preproducción se iba a hacer en una quinta de la zona oeste de la provincia de Buenos Aires. Con el correr de los días, esa quinta iba tomando distintas formas, con integrantes que terminaron instalándose durante todo ese mes y con otros que iban y venían, además de una caterva de amigos y amigas que iban quedando en diferentes lugares de esa quinta.

«La milonga me gusta de verdad» es un inédito de la vida bersuitera, el cual pudo colarse en algún concierto de Obras pero que quedó en el camino de la lista de «Hijos del Culo». Precisamente ese concepto sale de esos días en la preproducción, cuenta Juan Subirá: «Un día me levanté de dormir en la quinta, salí y vi muchos cuerpos tirados por diferentes lados del parque, a partir de ahí apareció el concepto de hijos del culo para referirme a toda esa gente que nos acompañaba a su manera en ese momento.»

El otro título que anduvo dando vueltas en la interna era: «Ser Psicópatas» o «Psicópatas» según le contaban a La Nación en el año 2000. El documental «Bersuit: Hijos del Culo» a partir del relato de los integrantes define 15 características de un psicópata, de esta manera se muestra lo arraigado que estaba este concepto en el disco. Sin embargo, a partir de la idea de Hijos del Culo se resignifica el concepto del disco y cada una de las canciones refiere a distintos personajes, porque no también psicópatas, de lo mundano de nuestro país, desde «La Petisita Culona» hasta «Caroncha» tienen cosas que los hacen únicos en su especie.

La expectativa era altísima de parte del público, la convocatoria crecía y la música de la Bersuit llegaba a lugares inimaginables años atrás. En la interna, la participación del Condor y Dani (ellos habían ingresado para la grabación del disco anterior) en las voces se volvía más importante. Los dos junto a Cordera viajaron a Los Angeles para ponerle la gola a cada una de las quince canciones que componen la placa. La producción de las mismas modificó el sonido, tres voces al unísono sonando, y no solo como apoyo de la voz principal. Esto era una de las grandes apuestas en el universo Bersuit Vergarabat.

El disco se edita en septiembre del año 2000, el primer corte es «La Bolsa», composición que alude a una juntada de amigos en la provincia de Buenos Aires. Las connotaciones al analizar la letra son varias, entre tantas explicaciones Cordera marcaba que trataba de la bolsa que corre en el Senado, esa de la que todos quieren probar o servirse. No hace falta recordar lo que pasaba en ese recinto en esos tiempos. Muchas denuncias de coimas, drogas, etc etc. Esta era otra justificación de porque era el desafío más grande en la historia bersuitera, la exposición era mayor y las palabras debían estar a la altura de esas circunstancias.

Veinte años, Juan Subirá lo define como el mejor disco que hicimos, desde lo compositivo y desde la producción. «Hijos del culo» es un disco que no flaquea nunca y que se mantiene vivo en todas las mutaciones que tuvo la banda de ahí en adelante, esto resalta aún más la obra de aquel momento que también vendió más de 100.000 copias. Bersuit era una bomba siempre a punto de explotar, las personalidades de sus integrantes hacía que pocos quisieran irrumpir dentro del grupo, Gustavo Santolalla y Anibal Kerpel se animaron y llegaron a una de las obras cumbres de nuestro rock en los últimos veinte años.

Lo demás es historia, muchos Estadio Obras, muchos Luna Park, un Estadio River Plate y una popularidad que no conoce de ninguna frontera, cambios, peleas, dedicatorias, posibilidades de reencuentros o no, pero la locura bersuitera sigue viva. El próximo sábado 10 de octubre se festejan dos décadas de este proceso caótico pero fructuoso de una de los grupos más importantes de nuestro rock. Hijos del Culo, el desafío más importante y riesgoso en la historia de La Bersuit Vergarabat.

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