Bolsa de valores

En otras circunstancias, hablar de bolsa de valores (donde la idea de pandemia era solo parte de las películas de ciencia ficción), era relacionarlo automáticamente con lo económico. Si desmenuzamos la matriz de esta teoría, el valor se toma como un factor crítico de nuestra vida. Un organizador de prioridades. Lo que genera una creencia de lo que está bien o mal. Un estándar cargado de sentido y utilidad.

Los valores reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones. Son el resultado de la interpretación que hacemos de la utilidad, deseo, importancia, interés y belleza de algo. Se traducen en pensamientos o ideas y se observan en los comportamientos, en lo que hacemos. Son los que mamamos en nuestra infancia, las marcas que nos quedan cada vez que atravesamos una experiencia y nos dejan una creencia en ella.

Las creencias varían a lo largo de la vida. Los valores están conectados a nuestros comportamientos, guían nuestras decisiones, no son evidentes y forman parte de nuestra esencia. El perfil de una persona o sociedad es en base a su bolsa de valores.

Aquellas cosas a las cuales por el valor que se le otorga se consideran dignas de atención y alrededor de las cuales se construye el aura de importancia. La diferencia entre declararlos o no, reside en que, al diseñarlos y declararlos, podes alinear tus acciones consistentemente con ellos y así tener una vida organizada, en paz contigo mismo.

La declaración de valores, asume un compromiso social de comportarse consistentemente con lo declarado. El no tenerlos presentes puede hacer que vayas en contra de lo que en realidad es importante para vos. Como por ejemplo los que tienen el valor de la familia, pero se quedan tantas horas trabajando, que generan la ruptura relacional con ella.

El tener presente los valores, nos saca de la deriva, nos marca el rumbo como un faro. Cuando los objetivos están desalineados con tus valores fundamentales, ocurre el sufrimiento. Esto puede ser por: obligatoriedad, miedo, deriva, engaño, ego, presión, comodidad.

Aniko Villalba (bloguera viajera y escritora), plantea que, para viajar, no hace falta ningún transporte ni cambio de moneda. Basta con caminar por tu barrio sin hacer el mismo circuito de siempre, activar tus sentidos (olfato, gusto, tacto y oído) y observar como si fuésemos turistas.

“Los hombres pierden la salud para hacer dinero, y luego pierden el dinero para recuperar la salud, y por pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente. Viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubieran vivido. Abre tus brazos al cambio, pero nunca dejes de lado tus valores”

Dalai Lama.

Bronnie Ware una enfermera australiana, recopiló a lo largo de varios años los últimos arrepentimientos de sus pacientes en la unidad de cuidados paliativos y escribió el artículo: Los 5 principales remordimientos de los moribundos. 1. Ojalá hubiese tenido el coraje para vivir una vida auténtica por mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí (Autenticidad Vs. imagen). 2. Me gustaría no haber trabajado tan duro y haber disfrutado más tiempo con mi pareja y familia (Familia Vs. Trabajo). 3. Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos (Sinceridad Vs. Miedo). 4. Lamento no haberme mantenido en contacto con mis amigos (Amistad Vs. Deriva). 5. Desearía haberme permitido ser más feliz (Coraje Vs. Obligación).

En esta pandemia, donde uno está en constante encuentro consigo mismo, es importante buscar en esa bolsa y preguntarse: ¿Cuáles son tus 5 valores?.

Más artículos
La voz más legendaria del desierto llega en septiembre a Buenos Aires