Bienvenidos al rock del futuro

Massacre en Teatro Sala Opera 

Trascurrían los años 80 y el punk comenzaba a surgir en nuestro país en sus diversas expresiones, momento en el que surgió Massacre Palestina en la escena under de Buenos Aires. Con un extenso camino recorrido y consolidado, y una variación en su nombre posterior al atentado de terrorista a la embajada de Israel, Massacre llega al 2018 celebrando sus 30 años en la música. Una celebración que el pasado sábado 18 de agosto tuvo su epicentro en la ciudad de las diagonales.

Con una buena convocatoria en la sala que daba pelea al mal clima que se desataba en la localidad, la banda liderada por Walas dio el puntapié inicial para una noche en la que Massacre iba a dejar en claro por qué mantienen su vigencia local: secundados en las sólidas bases de Charly Carnota y Luciano Facio, las guitarras de «El Tordo» Mondello y los arreglos de Fico Piskorz, la banda desenvuelve una evolución en su sonido propio, fresco, que mantiene su fuerza original.

Noventa minutos alcanzaron para que Massacre haga vibrar El Teatro Sala Opera, en un set donde alternaron clásicos como Te Arrepiento y Plan B con canciones más recientes como La Octava Maravilla, Tanto Amor y Niña Dios, entre otras. Massacre es compra, venta y canje; No faltaron las referencias a la actualidad («Los primeros arrepentidos del rock nacional»), ni tampoco los guiños a los seguidores locales, en referencia tanto a sus personalidades («acá vivió el gran Federico Moura»), como a sus lugares comunes, mencionando a San Martín Cinema Galería. Fin de espacio publicitario.

Tres décadas después de su aparición en la escena, y contra todo pronóstico que indica que todo tiempo pasado es mejor, Massacre puede levantar en alto la bandera del flaco Spinetta y gritar que «Mañana es mejor». La banda tiene bien logrado el titulo pionero del skater punk, pero que hayan elegido no quedarse en un recuerdo del pasado, sino trascender y mantener su esencia en la actualidad, no es poca cosa. Massacre llegó del espacio exterior para transportarnos hacia el futuro, como moléculas que estallan al infinito. Sean todos bienvenidos al rock de futuro.

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