Un tema que no se puede postergar mucho más. El periodismo deportivo necesita cambiar, y no solo en políticas de género. Un texto que invita a pensar.
La semana pasada llegó el momento de debatir algo que venimos marcando desde hace tiempo en la escena independiente de los medios de comunicación. Los grandes periodistas deportivos están perdiendo la manija de su negocio, y eso los pone bastante nerviosos y agresivos. El berrinche de Gustavo López puede traernos como consecuencia la posibilidad de salvar a la TV, debido a que streamers, como Ibai Llanos, solo intentan despegarse de esa etiqueta llamada entrevista. No quieren hacerles ni sombra.
Como siempre, Europa viene debatiendo las cosas antes y este tema ya atravesó muchísimas polémicas. El periodismo deportivo está muy molesto con esto de que los actores de élite se vuelquen a charlar con desconocidos, para los popes televisivos, en plataformas como Twitch o YouTube. No logran entender como el principal actor del negocio, quiere someterse a una entrevista en la que se cruzan con alguien que no sabe nada del juego ni del business.
Las razones para entender esta tendencia son varias, las cuales intentaremos detallar a lo largo de todo el texto. Como todo cambio, seguramente necesitará una adaptación de todas las partes involucradas o las que quieran involucrarse. Ahí aparece ese status quo que tanto critican los consumidores de entrevistas post partidos. ¿Se terminará la era de la nota con el casete puesto?.
Los atletas prefieren volcarse a espacios conocidos, con gente como ellos y ellas que disfrutan de las redes y de todo lo que ofrece el mundo digital. No tienen ni que dejar la compu o la tablet, para poder charlar con las personas que ellos desean. A veces hasta abren sus canales para que los fans de todo el mundo dejen preguntas, de estos intercambios se nutren muchísimo los grandes medios de comunicación para generar sus contenidos. Una paradoja total, negar a las plataformas que generan tus notas.
Los protagonistas están cansados de la hipocresía de tener que sentarse a charlar con personas que critican su trabajo constantemente, que generan rumores falsos por un punto más de rating o por un click más. Tratan de charlar con gente que respeta su profesión, que no solo los y las mide por un resultado o por un rendimiento en la última semana. Un costado más humano, palabra utilizada de manera errónea en tanta entrevista.
La diferencia generacional es clave, esto se va notando mucho más en los deportistas que transitan de los 20 a los 30 años. Los que superan esa barrera, aún están más abiertos para una charla radial o televisiva extensa. Del otro lado, el entrevistador se niega a aggiornarse, no se acerca al actor y solo trata de llevarlo a su arena para sentirse más cómodo/a.
Lo ocurrido la semana anterior es un llamado de atención a la caja boba, y a la vez un salvavidas para que entienda que debe cambiar. Por otros caminos hay millones de personas que buscan otros tipos de interacciones, que no quieren que sus ídolos sean juzgados por unas personas sentadas en un escritorio y que solo buscan empatizar con su día a día.
La otra opción es que esos dinosaurios periodísticos vayan a nadar a las aguas streamers y deban aprender a moverse nuevamente como si fueran un pasante. En el viejo continente varios y varias ya lo están haciendo, seguramente en unos meses empezaremos a tener los resultados y podremos sacar las primeras conclusiones.