Solo y no poder llorar

Sokol: Diez años sin una persona que fue llorado sin querer serlo, que esquivó la fama pero la chocó de frente, que amaba estar acompañado y murió solo en una estación.

Sábado 5 de abril de 2008, Las Pelotas estaban a minutos de salir al escenario de Quilmes Rock, esta sería una presentación más en un festival que siempre los tiene en su escenario, y que el año anterior había realizado la reunión de Sumo en el estadio River. Sin embargo, entre los que se acercaban con emoción a la valla, circulaba la noticia de que iba a ser el último concierto de Sokol junto a Las Pelotas. Hacía mucho tiempo que el Bocha no podía seguirle el ritmo a las demás, que sus malos momentos lo desenfocaban de su mayor disfrute: el baile y las canciones de rock.

El concierto fue pasando canción a canción, 19 en total, con invitados de importancia histórica para la banda, pero con una tristeza y seriedad que nos hacía confirmar el rumor. Alrededor de la vestimenta hubo miles de comentarios, los cuales nunca sabemos si son ciertos (vestía camisa y corbata, demostrando seriedad). En el ocaso de su vida pelotera, dejó versiones de Pasillos y Bombachitas Rosas, que al día de hoy te roban una lágrima cuando uno las repasa por el audio que anda circulando por Youtube.


La vida de Alejandro tenía mucho de soledad, de ser alguien errante que vos podías cruzar en cualquier lado para compartir un momento, si uno investiga hay cientos de audios y textos de gente que estuvo con él en situaciones particulares, todos lo recuerdan con una sonrisa, con algo que los marcó, con calidez y amor. Así tuvo que terminar, solo en la terminal de Río Cuarto, en su querida Córdoba, aquella que lo tuvo naciendo musicalmente con Luca y Daffunchio al lado. Para los que no sabían, Bocha también fue parte de la génesis de Sumo.

Sus performance en vivo enamoraban a todos, muchos éramos lo que en un concierto de Las Pelotas seguíamos a ver que hacía Sokol, si bailaba, jodía, corría o simplemente golpeaba su pandereta mientras Germán entonaba alguna estrofa. No había técnica alguna, era todo espontáneo, el corazón fue su principal virtud y su pluma que dejó versos que aún hoy, muchos no descubrimos lamentablemente.

La última parte de su vida post Pelotas lo tenía entusiasmado con su proyecto «El Vuelto S.A», con el cual no llegó a plasmar un disco por todos estos fantasmas que lo rodeaban y no lo dejaban concentrarse en lo que él amaba. Hay audios dando vueltas por ahí y un single llamado «Cría de lobos» que hace las veces de la última grabación en estudio, aunque en ese momento ya era indomable, aún más de lo que fue en toda su vida.

Las Pelotas hoy siguen vigentes, acaban de agotar dos shows en La Trastienda para finales de mes, y los recuerdos de Alejandro siguen ahí. Él asiste a todos los conciertos de la banda, en forma de canción, de manera espiritual y a través de un canto que clama el público afirmando que Sokol lo mira desde el cielo. A 10 diez años de aquella noticia, él nació en forma de mito cultural.

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