Pablo Dacal: «Estoy encontrando la forma de cuidar estos huesos para que sigan cantando por mucho tiempo»

Compositor, cantautor, artista total es la característica que mejor describe la vida de Pablo Dacal. Un músico con una carrera extensa y que transitó diversas formas de componer y de abordar la música. En este caso, a partir de su esqueleto nos trae un puñado de nuevas e interesantes canciones.

Después de tres años volviste al estudio con una versión diferente de tu mutante. ¿Cuáles fueron las motivaciones para estas composiciones? ¿Hay alguna que se viene repitiendo desde discos anteriores?

Los motivos siempre están aquí: lo que veo, pienso, siento o intuyo sobre el tiempo en que vivo. El contexto político y social y económico, además de una vuelta de página algo difícil en mis relaciones afectivas, le dieron ese tono descarnado a las canciones que fueron apareciendo. Pero en esta ocasión no tuve un proyecto determinado, mas que grabar en la casa mientras la vida sucedía, trabajar con pocos elementos y dejarme atravesar por la violencia del presente. Ser un médium. Hay demasiados proyectos entre los artistas y ya me genera desconfianza tanto piripipí. No quise inventar un mundo imaginario, ni cruzar épocas distantes, ni establecer plazos creativos. Aquí y ahora está la vida difícil y vamos a liberarla con ritmo, sonido y palabra cantada: ese fue el plan. 

«Mi Esqueleto» remite a algo despojado, que sirve de base para todo. ¿Es esto lo que queres transmitir con un disco grabado en formato trío?

Mi esqueleto es lo que está debajo de la piel, la carne y los músculos, lo que contiene la maquinaria del cuerpo y lo sostiene en pie. El álbum construye un trío donde no había nada, ya que grabé las guitarras y los bajos mientras inventaba las canciones o buscaba otra forma posible para las que estaban escritas. Fue fundamental la presencia de Fernando Mondino, un baterista como existen pocos, para fortalecer el pulso galopante de las canciones, así como los estallidos del saxo barítono o las texturas de la viola al momento de imaginar un paisaje. No hablamos de armonía con los músicos, ni sus melodías tienen una construcción matemática, mas bien están allí presentes para acentuar las emociones. Fer Tur, quien entró en la producción cuando el disco estaba grabado, fue quien planteó nuevas posibilidades a partir del despojo y la transformación del sonido, además de ayudarme a conducir la nave con criterio preciso y conciencia escénica.

«Hotel de la soledad» es la única composición que tomas de otro autor. ¿A qué se debe la elección? Habías barajado otras posibilidades?

Siempre me rodeo de canciones ya escritas por otros al momento de armar un álbum, como también de algunos libros o dibujos, o cualquier artefacto que amplíe y defina el universo estético que de a poco aparece. Algo va quedando en el camino y algo de todo aquello llega a la versión final. Esta canción de Francisco Heredia me impresionó desde el primer día en que la oí gracias al espíritu inquieto de Adolfo Barrera, quien organizó un homenaje a su obra en el Encuentro de Cantautores de Altagracia de hace algunos años, dónde pude conocer y compartir un asado muy divertido con Francisco. Él viene del Canto Popular de Córdoba, se exilió en México y hoy vive retirado en Villa de las Rosas, Traslasierra, con un puñado de hermosas canciones inéditas.


Yo quise celebrar su obra, así como la voz de una provincia que ya siento mía, y no encontré mejor forma de hacerlo que a través de este retrato de un hotel de viajeros en el que todo sucede, como en el mundo, pero en forma mas clara y contundente. Varios cantautores en nuestro idioma pagarían fortunas por escribir esa letra, así que no pude dejarla pasar y quise darle un soplo de vida. He estado en muchos hoteles al paso, conozco esos lugares, esa voz también es mía y la magia de algunas canciones tiene que ver con eso.

Se viene el Xirgú el 26 de septiembre? ¿Cómo vas a encarar la lista de temas? ¿Qué formato de banda vas a tener para estos conciertos?

Armamos el trío con Mondino y Dani Rollano al bajo, que viene de andar caminos con Fantasmagoria y estuvo conmigo en la grabación de «Una década cantada». Se sumarán Mariano Malamud y Rosa Nolly, para construir el disco, y algunos otros socios con los que venimos trabajando en equipo desde hace mas o menos tiempo. Fer Tur estará presente con toda su impronta, ya que descubrió el audio del disco y tiene que ayudarnos a encontrarlo, así como otros amigos como Ale Baamonde, con quien venimos trabajando la parte escénica, o el genial Ale Giraudo al mando de la consola de sonido.
El Margarita Xirgu ya es mi casa: allí grabé en vivo y eléctrico, toque con las guitarras y con la orquesta, conozco sus pasillos y la forma en que suena. Tocaremos canciones de otros años con nuevo pulso, y algunas que no tocamos hace mucho tiempo, además el disco completo y alguna sorpresa para mantener viva la incertidumbre.

El material salió editado por Produce Crack. ¿Qué significa para vos que un sello de esa magnitud siga acompañando a tus canciones?

Un lujo y placer. Me autoedito desde que tengo canciones y nunca quise formalizar la empresa: no quiero ser un emprendedor, ni me llevo bien con los trámites. Y cuando trabajé con otros sellos la experiencia no fue buena. Pero después de algunos años de divague tengo el estudio en casa y la fábrica de música está activa, además de contar con una banda de acción que me hace muy feliz, con Edu Jover en la producción y Natalia de Parseval en la comunicación. Produce Crack aporta dedicación, organización y muy buena onda, que no es poco en esta época macabra. Mi esqueleto se siente acompañado y estoy encontrando la forma de cuidar estos huesos para que sigan cantando por mucho tiempo.

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