El mató a un policía motorizado: De lo cotidiano, algo extraordinario.

El Mató a un policía motorizado || Teatro Vorterix || 05.10.17

Hay un término que utilizaban los escritores rusos que se llama «ostranenie». Lo usaban para hablar del extrañamiento que produce hablar de lo cotidiano desde un lugar diferente, novedoso y así darle una nueva entidad a las cosas. Lograr de esa manera que lo que sucede o se observa todos los días, una pava o una silla, tome nuevas dimensiones con las palabras que lo describen. Desautomatizar.

Esto es exactamente lo que logra “El mató” con sus canciones, y sobre todo en el escenario. Ya al llegar, un corazón iluminaba el telón del Vorterix, inaugurando con amor la primera de las cuatro fechas de la banda (todas agotadas salvo la función del 11 de octubre) presentando su último disco “La síntesis O’ Konor”. El disco fue grabado en el estudio Sonic Ranch en Texas, contiene diez poderosos temas que construyen con lo simple y lo cotidiano un aura de belleza y extrañamiento. Y es curioso que extrañamiento tiene en español dos posibles significados: sentir la novedad en algo que usamos y notar la ausencia de algo o alguien. Ambos significados aplican a la banda, muchas veces unidos y mezclándose. Varios temas se construyen desde ese lugar, desde la ausencia y también desde una cierta melancolía feliz.

Fue muy lindo llegar a un Vorterix repleto que no hizo eco del afuera ni de las obligaciones futbolísticas. Una burbuja aparte se generó ayer, una burbuja explosiva llena de saltos y pogo. En “El tesoro”, primer tema del disco, la letra anticipa algo de lo que parecía sucederles a todos los que estaban firmes de pie aguardando ansiosos que los integrantes de “El mató” salieran a tocar y a enamorarlos de vuelta. “Me gusta estar de nuevo acá”, pronuncia Santiago, el cantante de la banda, con su voz carrasposa y expresiva. Y sí, sí que nos gusta.

El contexto parecería no favorecer el encuentro, pero compartir horario con el partido de Argentina no le impidió al teatro Vorterix llenarse de gente que repitió y coreó las letras con una sensación de unión difícil de poner en palabras.

El show abrió con algunos temas de su anterior disco “La Dinastía Scorpio”. “Nuevos discos” siendo el primero, nos anticipó esa bocanada de aire que andamos necesitando en un mundo de sonrisas filtradas y una alegría un poco monocorde. Porque sí, todo es nuevo en lo que vienen a mostrarnos y a su vez nos resulta familiar porque lo que cuenta lo vivimos, solo que no pudimos ponerlo en palabras así. Y esa es su magia.

Estos muchachos vienen a repetir lo extraordinario, tanto en el escenario como en su canción “Excalibur”, en donde la frase “¿Por qué tuviste que decirme eso?” se repite infinidad de veces. Igual que en la infancia, cuando repetíamos una palabra hasta que saliera del mundo y pasara a significar nada. O en el caso de este tema, todo, ya que la voz de Santiago le da siempre sentimiento a todo lo que sale de su boca. “Esta es la mejor versión de mí”, afirma en el tema “El mundo extraño” y todos acordamos: “Sí, chicos, esta es su mejor versión, ustedes juntos en un escenario.”

Y con “Chica rutera” se despiden, cantando “Espero que vuelvas” (porque sí, definitivamente todos queremos que vuelvan). Y así cierra “El Mató”, haciendo de lo cotidiano algo extraordinario, de lo simple algo profundo y de un show, una experiencia que todavía resuena en mí y seguro en todos los que estuvimos ayer.

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