“De La Pampa a California”

Pedro Aznar en Teatro Coliseo

El calor sofocante se apoderó de Buenos Aires. El cielo nublado, el aire espeso, el viento ausente. Humedad extrema. Pedro Aznar se presentó con su banda en el Teatro Coliseo para cerrar el año en la capital, y ofreció una bocanada de aire fresco con su maestría musical y excelsas ejecuciones que apaciguaron el infierno del cemento del afuera. Ante un teatro colmado, el concierto fue de casi dos horas e incluyó como sustento principal la exploración de “Contraluz” (2016), última obra de Aznar que, como nos tiene acostumbrados, puede envolver diferentes espectros musicales en un mismo disco, al mismo tiempo que logra cierta homogeneidad instrumental e hilo conceptual que lo hacen un artista único e incomparable. Aznar suena a Aznar.

“Sol de California” es un rock alterno-grungero que abre el show, género que se volvería a evocar más adelante y casi al terminar el concierto con la furia de “Comes As You Are” de Nirvana.  Sigue “Como un León” y al terminar Pedro saluda al público, cuenta de que se va a tratar la noche (prometiendo grandes invitados), deja el bajo y toca la guitarra acústica en el tema con cadencia spinetteana que da nombre a la obra estelar del evento. En “Rencor”, uno de los tres temas que suenan de “Ahora” (2012), Aznar se sienta al piano y cuenta que fue la más votada de aquel disco cuando realizó una serie de conciertos a demanda por internet, y de lo extraño que le resultó aquello, ya que la canción carece del habitual dulzor que contienen los posibles hits radiales (“Y al final tu ego lastimado… te va a matar de dolor”).

La primera gran ovación de la noche llega con ‘’Mientes’’, de ‘’Tango 4”(1991), el último trabajo que grabaría junto a Charly García, quien aparece junto a Pedro en las visuales que acompañan a la canción. También es la oportunidad para que Aznar despliegue su talento y habilidades interpretativas por todos los trastes de su bajo en un solo sideral, alcanzando todas las figuras imaginables. Gritos de ¡bravo! y aplausos y todos de pie.

“La Volvedora” es un tema nuevo que no ha sido grabado aún, y le sigue “Romance de la luna tucumana”, ambas canciones de impronta folklórica. Apenas termina, presenta a todos los músicos y equipo de trabajo, vuelve a la guitarra acústica que es acompañada por los teclados para una tierna interpretación de “Domingo de Verano”.

Otra vertiente de la música latinoamericana se hace presente con “Por la Puerta”, una ranchera mejicana que, según cuenta el propio artista, surgió a partir de una charla existencial en una escapada a las costas bonaerenses con un amigo, y debutó en los escenarios oportunamente el día de los Muertos en Méjico.

A continuación, aparecen los invitados quienes resultaron ser nada más y nada menos que uno de los grupos de mayor crecimiento del último tiempo en nuestras tierras: Eruca Sativa, que sacudieron el teatro junto a Pedro y su banda con la intensa “Amor Ausente”.

“Quebrado” es de los temas más cantados, y ya estamos en el tramo final. Un homenaje especial en la semana del aniversario de su desaparición física para George Harrison con una versión extendida y en castellano de “Isn´t it a Pity?”, y el último tema es un cover extrañamente bellísimo de Tom Waits, «Tom Traubert’s Blues (Four Sheets to the Wind in Copenhagen)».

Del folklore al pop, de la pampa a California, de Harrison a Cobain. De perfil bajo, apariencia calma y agradecido en extremo con su público, Pedro Aznar es en realidad un ser muy inquieto, apasionado y desafiante de las supuestas convenciones artísticas. Un hombre que se nutre de mil géneros e historias gracias a su compromiso profesional que lo hace viajar por el mundo desde hace más de 30 años, y así trasciende con su obra cualquier pretensión absurda de clasificar sus sonidos y su poesía. Parece ser que al final, la música ha sido siempre sólo una. Al salir, el calor seguía allí, inagotable. Como Pedro. Aznar suena a Aznar. Vayan a verlo.

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