David Lebón en Teatro Gran Rex: Nos veremos otra vez

La calle Corrientes se llena de gente un viernes a la noche para ver en vivo a uno de los principales guitarristas, cantantes y compositores de nuestro rock. Un poster que deja ver un “sold-out”, y una avenida llena de gente que en su mayoría fue testigo del auge de David Lebón en la historia de la música argentina allá por los años ´70, aunque también están presentes aquellos atemporales que disfrutan de ver en vivo al guitarrista ese, que tocó con Spinetta, con Charly, con Pappo, del que tanto le hablaban sus papás.

La presentación de un disco nuevo que reversiona los éxitos de casi 50 años de carrera es razón suficiente para asistir al Teatro Gran Rex y vivir una noche llena de rock, baladas y aplausos.

Cerca de las nueve de la noche con el público zapateando el piso para incitar el inicio del show presentación del reciente disco “Lebón &Co”, en el cual se reviven los clásicos como solista y como integrante de las legendarias bandas que tuvo a lo largo de su trayectoria.

Clásicos a los que se les dio una vuelta de tuerca invitando a artistas compatriotas e internacionales a que participen en la reversión. Sin embargo fueron pocos los artistas que además de participar en el cd asistieron al show, ya que como remarcó el Ruso: “Gracias a dios cada uno tiene su trabajo”. Así es que fue una noche bien enfocada en él y su banda, a la cual se encargó de presentar uno por uno para que reciban sus merecidos aplausos: al baterista amigo de años Daniel Colombres, Dhani Ferron en guitarra y coros, Roberto Seitz encargado del bajo, Gustavo Lozano en guitarra o teclado según el momento, y a Leandro Bulacio en piano.

EL show se abrió con la segunda canción del disco, “Deja de jugar”, siguiendo entre aplausos con “Llorar de amor” y “Casas de arañas”. Antes de arrancar con la primera tanda de canciones de Serú Girán se dedicó un tiempo para agradecer a quienes asistieron, y a quienes le envían mensajes diariamente, asegurando que aquel amor recibido agranda el corazón, y que “si crece el corazón crece la cabeza”. La conversación con el público fue constante, entre canción y canción las luces direccionadas a ellos estuvieron encendidas permitiendo que David graciosamente salude a sus familiares, a su doctor, y a toda aquella gente que lo sigue desde hace años.

Como si fuese un orden cronológico e inverso, la lista fue desde su primer disco como solista, continuando con “Esperando nacer”, “El mendigo en el andén” y “Frecuencia modulada” de Serú Girán (1978), pasando por sus bandas aún anteriores como Polifemo (1975) y Pescado Rabioso (1972).

Entre coros que entonaban “olé olé olé olé ruso ruso” pasaron “Encuentro supremo” y “Tu llegada” anexada a “Nos veremos otra vez” en una versión más rápida que la original, la cual sobre el final fue cantada con la gente. La canción que da nombre a uno de sus discos “El tiempo es veloz”, fue la que abrió el momento más íntimo del recital, en que la banda pasó a estar conformada por un bajo, piano, guitarra y contrabajo para interpretar en formato acústico.

“Parado en el medio de la vida” y una de esas canciones que con solo ir las primeras notas en guitarra ya se empieza a aplaudir, “San francisco y el lobo”.

Aquella armonía fue interrumpida para descontrolar un poco al público con “Dos edificios dorados” en compañía de Eruca Sativa, la banda de rock cordobesa. “Lula” Bertoldi exprimió hasta la última nota en su solo de guitarra y dejó con ganas de más. Por eso interpretaron “Despiértate nena” e hicieron mover los pies al ritmo del tema de Pescado Rabioso que forma parte del disco. David aprovechó la ocasión para hablar sobre Spinetta entre palabras de cariño y anécdotas inconclusas, y agradeció a las chicas de Eruca: Lula y Brenda Martin, y a su baterista que también fue productor de Lebon&Co, Gabriel Pedernera.

Ya con una hora de show encima, llena de alegría y melancolía, que se pasaba entre canciones y charlas, siguieron sonando canciones de Peperina como “En la vereda del sol” y otras de propia autoría como “No llores por mí, reina”. El guitarrista Gustavo Lozano tuvo su momento para cantar al son de “Credulidad” de Pescado Rabioso, con la delicadeza y pasión que amerita. Siguiendo con la onda spinettiana, Lebón hizo uso de sus dedos prodigiosos y derrochó su talento y obra, todo intacto, al ritmo de “Hola dulce viento”.

Para el clásico “Mundo Agradable”, Gabriel Pedernera volvió a subirse al escenario y encargarse de la percusión. Cerca del final sonó “Puedo Sentirlo” y la gente no pudo evitar cantar el pegadizo “Hola, cómo estas”. Para seguir alimentando los recuerdos de cuando Lebón, Charly, Aznar y Moro estaban juntos tocaron “Encuentro con el diablo” y “Cuanto tiempo más llevara”.

Y como gran sorpresa de la noche se reunió el trio Polifemo, Rinaldo Rafanelli y Juan Rodríguez abrazaron a su compañero e interpretaron “Suéltate Rock and Roll” y “Oye Dios, que me has dado”. Así llegando a las casi dos horas y media de show amenazaron con “Copado por el diablo” como cierre, pero volvieron al escenario para finalmente despedirse con “Seminare”. La canción perfecta para cantar al unísono y puro pulmón, para ver a David Lebón por lo que es, uno de los más grandes músicos de la historia del rock local, y para volver a sentirse un pibe de 15 años con la ilusión de un mundo agradable.

Para que nadie se quede con las ganas habrá segunda vuelta el 9 de noviembre en el mismo lugar. Allí nos veremos otra vez.

Más artículos
Bersuit Vergarabat // Teatro Gran Rivadavia // Ph Nicolás Bruno // 19.08.17