“Cuando tenga 64”

David Lebón en La Trastienda Club

Luego de siete años sin editar material discográfico, David Lebón, pilar fundamental de la historia  y el presente del rock argentino (Pescado Rabioso, Pappo´s Blues, Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll, Color Humano, Serú Girán, entre otros), lanzó a la venta el pasado mes de Noviembre “Encuentro Supremo”, una colección de canciones propias más una versión orquestada de “Laura Va” de Almendra. Algunas de ellas pudieron ser escuchadas el sábado pasado en La Trastienda, a sala llena.

El comienzo fue con dos temas de su último disco: “Juntos” y “Último Viaje”, rock and roll confesional y directo sobre sus últimos años, para dejar atrás ciertas conductas nocivas y volver al ruedo con plena vitalidad (“me siento solo, ciego, busco el amor”). Más adelante, llega el primer gran impacto emocional de la noche con “Hola, Dulce Viento” de Pescado Rabioso. Lebón se muestra emocionado con su retorno a las tablas y reconoce estar nervioso, a pesar de su vasta experiencia como profesional y de tocar la guitarra como pocos pueden lograrlo por nuestras tierras, con un estilo inimitable. Además, se toma su tiempo entre tema y tema para agradecer a su equipo y bromear y conversar con el público.

Otro momento especial fue con “En la Vereda del Sol” de Serú Girán, junto a Marcelo Blanco de Los Pericos en la percusión, quien también participó con Marcela Morelo en “Volver a Cuba”. Antes de comenzar, David cuenta cómo surgió la canción gracias a un viaje a la isla donde se enamoró perdidamente de sus playas, sus ritmos y su ron.

“Parado en Medio de la Vida” y “San Fransico y el Lobo” volvieron a evocar a aquel supergrupo argentino para el deleite de todos los asistentes. Quizás los momentos más apasionados del show fueron “Despiértate Nena”, “Suéltate Rock and Roll” y “Seminare”, éste último coreado intensamente, y resultó ser el broche de oro para una noche sensible y rebosante de rock y blues bien autóctono.

“When I´m 64” es un tema de los Beatles, grupo que Lebón pudo ver a sus 12 años en el Shea Stadium de Nueva York junto a su madre. Hoy, justamente con 64, David ha retomado el camino del arte y mantiene su espíritu angelado e inquieto, a pesar de sus nervios cada vez que se sube a un escenario, inclusive con las idas y vueltas que la vida pueda deparar. Ojalá siga mostrando su voz y lo que su alma dicte por muchos años más.

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