“Concierto de sapos, con la lluvia inundando”

Santo Placard en La Trastienda

La Trastienda recibe a un par de locos que se le animan a un domingo de baldosas mojadas, calles vacías y narices frías por un poco de buena musiquita, birra y bailongo. Con su aire de teatro, con sus palcos y ese escenario que está en el punto justo entre la adrenalina del artista y la ansiedad del espectador.

Estos pibes de San Miguel, se suben bajo el nombre de Santo Placard, entre luces verdes y sonidos de quilombo urbano. Y la formación es numerosa, tienen guitarras, bajo, percusión, batería, teclado, trompeta, trombón y saxo. Creo que no les quedó ni un instrumento afuera. Empieza a sonar un reggae tímido pero seductor, y lentamente una figura medio bajita, de traje y con un afro en crecimiento, entra bailando. Relajado, contagioso y completamente divertido, el cantante, Mario Baldebenitez, anfitrión de la ceremonia, completa el equipo y arranca el partido.

Se presentan con un “Hola, que tal? Como te va?” de la canción “Florcita” para dar lugar a una fiesta en el público. Quizá la noche de domingo y lluvia hizo que el barrio esté dormido, pero en La Trastienda se respira pogo y emoción. Se percibe a simple vista ese clima de barrio, los pibes saltan entre la gente, coreando todos los temas, mostrando que están acá y que tienen aguante.

“De mi barrio con amor” explota en los espectadores, porque sí, todos venimos de un barrio, del conurbano o de capital, todos nos identificamos con ellos. “La melancolía de sentirnos olvidados” reza el estribillo de esta canción. Y eso tienen los barrios de nuestro país, la melancolía de que, por más que estemos lejos, siempre estarán nuestras esquinas, nuestras juntas, nuestras historias. Esa sensación que no debe perderse nunca es la que tiene esta banda y nos hace sentir parte sin discriminación.

Descontracturados, nos pasean por todos los géneros musicales. Mixtura de ska, cumbia, reggae y el predominante rock de siempre. Es imposible no sonreír, estos pibes tienen demasiado carisma encima y no lo escatiman ni un poco.

Bajan al público trompeta, trombón y saxo, y desde el fondo nos sorprenden para acomodarse en el medio de los presentes. Se detona finalmente la fiesta, con dos cumbiones de toda la vida, “Nunca me faltes y “Cómo te voy a olvidar?”. Para cerrar, como buenos descendientes de los Cadillacs, nos sorprenden con “Siguiendo la luna” y “Manuel Santillán, el león”.

Quedamos todos bailando por las calles de San Telmo, esta noche con invitados, con conocidos y amigos, con novedades y clásicos, un verdadero cartón lleno. Feliz domingo!

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