Buena Vibra 2020 en Hipódromo de Palermo: El festival más lindo del mundo!

Esta edición del Buena Vibra nos entregó un alto line up compuesto por artistas alternados en un imponente doble escenario en el Hipódromo de Palermo. Un 15 de febrero lleno de amor por la música.

El Zar inauguró el escenario bicéfalo y fue la banda elegida para acompañar la feliz procesión bajo el sol de quienes llegaron más puntuales. A medida que la gente ingresaba casi corriendo al predio, sin detenerse en el daytona, los arcades o el metegol que les recibía en el ingreso, la banda interpretaba La inmensidad, El túnel y Lo que fuimos. La voz de Facundo Castaño Montoya cantaba Los chicos no entienden mientras esbozamos los primeros bailes bajo el sol. Vi volar una mariposa en dirección al escenario de la izquierda, donde continuaría este despliegue musical.

Nos acurrucamos a la sombra para escuchar a Paula Maffia & Sons, quienes salieron vestides en composé de animal print a descoserla con Otros animales. La formación fue rotando (Lucy Patané fue de la bata a la guitarra, Nahuel Briones, del bajo a la guitarra de doce cuerdas, Larro Carballido,del coro a la guitarra, Mariana Coccaro, de la bata al bongó y Melina Xilas participócon su tremendo saxo) mientras Paula Maffia aullaba los temas de Polvo, su último álbum de estudio. El viento le sacudió suavemente los rulos a la cantante cuando convocó a les presentes al Congreso el 19 de febrero para seguir pidiendo por la Ley del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Palo de amansar cerró el set completamente ATR y dio paso al neosoul de Nafta en el escenario contiguo. En el pasto, bajo el sol o tomando una birra o vino en lata en el sector de venta de alcoholes, escuchamos los sonidos funk y hip hop de Ya es tarde, Mátenme y Vos no, algunos de los temas que forman parte del álbum homónimo que la banda editó en 2019.

El rock se apoderó del escenario izquierdo con Barbi Recanati y una formación de lujo, que incluyó a Lux Raptor en teclados y a Marilina Bertoldi en el bajo. Visuales bien psicodélicas acompañaron Al fin y Teoría espacial. Barbi abandonó la guitarra para bailar Que no y Que le ves, poseída, como de costumbre, por el espíritu de Ian Curtis. Se recortó la lista por falta de tiempo, pero no faltó el canto del público arengando que “el rock es de las pibas!”. La lista cerró con Frágil para que Fémina,que matizó la tarde de calor con ritmos entre folclóricos y urbanos, se haga presente en el escenario derecho. Sus voces acapella abrieron con Resist, tema de su último disco Perlas & Conchas,que contó con la colaboración de Iggy Pop.Una guitarra desafinada hizo que el trío siga con Brillando, Palpita y goza, Agradezco y Arriba. El calor nos encendió y todes bailamos al ritmo del juego de estas grosas voces.

Conociendo Rusia salió al escenario izquierdo para hacer su flamante Cabildo y Juramento con Feli Colina como corista, quien acompañó a la banda durante toda la presentación. La camisa dorada de Mateo Sujatovich, también conocido como El Ruso, abrazó melosamente la guitarra mientras creaba la atmósfera romántica que nos envolvió por cuarenta minutos. Cosas para decirte arrancó de nuevo para que asistan a una persona descompensada entre el público. La secuencia fue reflejo del alma del festival: el estar con le otre; no nos da todo lo mismo. La lista siguió con Juro, Quiero que me llames y un público diverso que coreó el “uuh uuh” de Loco en el desierto. A su término, Perotá Chingó inició su set con Toca en el escenario derecho. Visuales vintage son escenografía sobre la que Maju y Dolo dibujan con su voz La complicidad, Certo y Oh mamãe. Ríe chinito nos transportó a ese viaje del que nuestra cabeza todavía no pudo volver. El dúo evocó la mutación constante de las personas para interpretar Vértigo y Barro, temas de su último álbum, Muta. Inca yuyo, el último de la lista, nos hizo bailar al ritmo de las percusiones magníficas tan características de la banda.

Álex Anwandter nos sorprendió con canciones propias y de Teleradio Donoso, su formación previa. El electro pop ochentoso del chileno nos sacudió con temas como Viernes, Bailar y llorar y Casa latina. Antes de tocar Cordillera, Álex se detuvo en la actual situación política de Chile y propuso, a propósito de la separación geográfica con Argentina, que esta no sea un límite para la unión de los pueblos en lucha por ser dueños de su propio futuro. Amar en el campo cerró su set para que a su lado continúe Lisandro Aristimuño con Para vestirte hoy y Una flor. Un zapateo flamenco se hizo presente en How long y las cuerdas fueron las protagonistas de Anfibio. Azúcar del estero nos bañó de felicidad y Elefantes fue un estallido sensorial. Cuando sonó Me hice cargo de tu luz sentí el primer escalofrío que me recorrió la espalda en una jornada cargadísima de emociones.

Cuando arrancó Cariño Reptil, los integrantes del El Kuelgueya copaban el escenario izquierdo. Julián Kartun, voz principal de la banda, arengó que “ya se armó la buena vibra” en algún espacio de Dele tiempo. La guitarra anunció el inicio de Parque acuático, mientras Julián decía tener ganas de “escuchar a Páez”, en alusión tanto al tema como al próximo show. El set siguió con Bossa & People, En tanto y en cuanto, y la energía y humor que es identidad de la banda. Se despidieron con un trencito que dio pie para que inicie el show en el escenario adyacente, que se hizo esperar unos minutos, pero valió la pena. 

Fito Páez repasó los temas que más marcaron nuestra memoria musical, y eligió Sacate el diablo de tu corazón para arrancar el show a todo trapo haciendo estallar nuestras voces en coros. La lista siguió con Circo Beat, 11 y 6, Polaroid de locura ordinaria y una lágrima en Tema de Piluso. La potencia de la voz de Flor Villagra fue protagonista cuando El amor después del amor nos provocóotro escalofrió. La intergeneracionalidad, otro componente hermoso de este festival. El cantante sacudió como poncho su frac violeta, que bastante aguanto puesto, cuando empezó A rodar mi vida. La lista cerró con Mariposa tecknicolor, y Fito manifestando lo honrado que se sentía de haber sido parte de tremendo festival.

Ya entrada la noche, llegó el turno de la mostra del rock que todas estábamos esperando. Marilina Bertoldi salió al escenario paseándose desafiante, e inició la lista con Fumar de día y Tito volvé. Se apoderó de la guitarra para hacer Y deshacer y Cosas dulces, y se rompió tremendo solo cuando sonó La casa de A. La garganta se nos prendió fuego para cantar “Estaba enojada y ahora estoy preparada o no?!” en un estallido de furia femininja. La jefa cerró con Racat y dio lugar a los Bandalos Chinos, que arrancaron con Vámonos de viaje. Los bailes de Goyo, cantante de la banda, acompañaron la lista que recorrió los temas que componen Bach, el primer disco de estudio de la banda. El ritmo ochentoso de Departamento y Tu orbita calentaron los motores para que el predio se convierta en una gran pista de baile.

Juliana Gattas y Ale Sergi salieron al escenario con vestuario negro y rojo en composé, con capas que parecían hechas con pelucas negras. Miranda! arrancó su lista con Mentía y Fantasmas en la casa, agitando al público con el pop bien arriba. El dúo nos sedujo con 743 e hizo bailar a todo el predio con Hola y una versión de Groove is in the heart en la voz de Juliana. La emoción subió al tope con Traición al grito de Ale: “Es Miranda mi amor!”. El clásico Don preparó el clima para el gran final: Lo’ pibitos. Anda corriendo el rumor dio inicio a la lista, masheado con la popularísima Chic de Le Freac y breakdancers en el escenario. Cansades pero felices, bailamos al ritmo de Despierta y Quien soy. Para hacer En espiral, se sumó al escenario Amanda Querales y una formación de tambores candomberos que armaron uno de los últimos bailes de la noche. Siguió una versión funky de La rubia tarada, en la que escuchamos el aporte de Caro Pardiaco, el personaje influencer de Julián Kartun. El final fue Yastá, con tambores uruguayos, baile funk y un trencito en el que la banda abandonó el escenario.

Bajo la luna en cuarto menguante, el público fue dejando el predio de a poco. Extasiades de felicidad, con el glitter corrido y mucho calor después de varias horas de baile, este público diverso se retira feliz por haber sido parte de un festival que supo combinar artistas consagrados con el under y las bandas emergentes en escenarios simétricos, bajo el lema tácito de la igualdad y la buena energía. Sin dudas, el Buena Vibra es el festival más lindo de todo el mundo.

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