Bestia, mi buen amigo.

Bestia Bebé | Niceto Club | 10.11.2017.

Los campeones de Boedo llenan las tribunas emocionales y metafóricas de la escena indie porteña, los cuatro amigos de Bestia Bebé vuelven al recinto palermitano en un fin de semana de muerte, 22:15 y las remeras fanáticas llenan el local entre el humo amigo de extraños conocidos, nos presentan “Las Pruebas Destructivas” la tercera placa de los Bestia con el colectivo artístico Laptra, un movimiento que crece cada día más en el ¿under? argentino, la fanaticada los recibe con cánticos dignos de un domingo por la tarde, comienza el show.

“Pero cómo vos te llames, esta noche no va a importar” canta el frontman Tom Quintans en el primer tema y promocional “Otro Villano Más”, mientras se esconde sigilosamente en el contraluz y en un sombrero bajo, los brazos del público se alzan coreando el tema, la emoción colectiva es contagiante, tal vez no somos muchos pero somos todos. “Te equivocaste conmigo” suena, en una banda joven, de barrio, de compañeros de cancha, de compartir el mate, pero se escuchan fuerte, acoplada, la guitarra de Topino es siempre pegajosa, un indie pop estridente hecho en casa, de exportación.

“Luchador de Boedo” levanta el pogo y el polvo del subsuelo de Niceto, esto es una fiesta de viernes y los Bestia suenan las campanas, la fanaticada es fiel y le otorga la pasión digna de un club argento dando la vuelta en la cancha, ¿es Bestia Bebé una banda de culto? ¿o una under-super band que solo un público selecto ha podido conocer (y disfrutar)? No pudimos analizarlo, sonaba “Antártida Argentina” y el cerebro no piensa cuando quiere saltar.

“¿Dónde están mis amigos? y “Muero por ser el nuevo héroe de esos idiotas” sigue y aunque afuera de esas puertas pueda estar acabándose el mundo, nada le importa a estos escasos metros cuadrados de Palermo, dejemos allá a los rockeros, cumbieros y elitescos melómanos intelectuales del arpegio adecuado, si la música es pasión desafinada, pues que lo sea, esto es Bestia y solo aquel que conoce el sudor de la camiseta entre amigos y sabe el placer de estar vivo lo puede apreciar.

Hay “Fiesta en el Barrio” y algún subversivo sobrevuela en crowdsurfing mientras Quintans grita apasionadamente “del silencio de madrugada ya nadie se acuerda, hoy en el barrio hay fiesta” ¿Hay culto? sí, pero también hay brillo en la simpleza de estas canciones, es necesario un talento callejero para lanzar gemas de tres minutos como esta.

“Jóvenes y Viejos”, “Rondador Nocturno” y “Sombras del Mal”, todo se canta, todo se baila en la popular de Bestia, se dejan colar influencias de The Smiths, Sonic Youth y Ramones, nada es casualidad para este cuarteto, es el sonido del rock (quieran o no) argentino actual.

Entre canciones la fanaticada entona canciones de cancha, de campeones, pasiones y amistades, este público está presente siempre, en grandes festivales o recitales de bar, “El amor ya va a llegar”, “Lo quiero mucho a ese Muchacho” y “Tigre de Metal” van cerrando la noche indie futbolera barrial, un “gracias loco, nos vemos en la próxima” se asoma en las últimas notas y si, sea domingo o no, esta hinchada te acompaña a donde sea Bestia.

 

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