Bailando por nuestra cuenta

Café Tacvba || Teatro Gran Rex || 07.12.2017

Caminando por Corrientes nos encontramos al majestuoso Gran Rex, recinto reconocido por todos los recitaleros de esta gran ciudad, aproximadamente unos 3000 de ellos se dieron cita (y tequilazo previo) para recibir una vez más a un fijo, un obligatorio latinoamericano, de creatividad pura y larga trayectoria, con ocho discos en el equipaje, decimos “Jei Beibi” a los siempre grandiosos mexicanos: Café Tacvba”.

Presentando su nuevo ciclo “Niu Güeis Tur” los tacvbos se vienen de gira de la mano de su más reciente producción (fabricada con su viejo amigo Gustavo Santaolalla) en un despliegue de luces, talento y carisma. Llegamos, nos sentamos y en escena vemos un sistema complejo de luces LED a lo largo del escenario, algo nuevo para los cafeta. Nos recibe el bajo electro-cumbioso de la promocional “Futuro”, las luces se encienden en un baile fluorescente mientras disfrazados entra la banda, Rubén, Meme y los hermanos Rangel, amigos y compañeros de años inician este viaje de look futurista.

Entre luces magenta y cyan, presentan “Disolviéndonos” la ópera prog-rock de seis minutos, una banda que en toda su carrera se ha dedicado a reinventarse, no tiene límites, pueden hacer un bolero, una ranchera o un love pop como “Eres”, que rompe los charts y los cantos del recinto cuando Meme toma el micrófono y la guitarra acústica.

Quique y Joselo Rangel, bajo y guitarra respectivamente son hermanos de sangre y de escenario, son juego musical de magia ecléctica, casi podemos verlos tocando en el living de su casa, con la misma comodidad de siempre, suena “Que No”, “53100” y el clásico cover de Leo Dan “Como te Extraño”, el recinto está de pie, todos bailan y las sillas están de adorno, incluso incomodan al exabrupto de viernes por la noche. “Ay amor divino, pronto tienes que volver” se escucha hasta el Obelisco mientras Quique hace bailar al contrabajo eléctrico.

Suena “Chilanga Banda”, original de Jaime López, un hip-hop chicano electro coloquial, sin ninguna duda, los cafetos son los Radiohead latinos (con sus obvias diferencias), ninguna banda tiene la trayectoria, madurez, capacidad de reinvención, libertad creativa y confianza como para literalmente: hacer los que le venga en gana.

“Me gusta tu manera”, “Un par de lugares” y “Puntos Cardinales” ponen a bailar hasta a los muertos, a los obligados, a aquellos que les regalaron una entrada y no tienen idea de que están haciendo acá, los mexicanos mueven todo. “Las Flores”, “Eo” y “El Fin de la Infancia” son explosiones bailables de luces multicolores mientras el calor humano llena las paredes del Gran Rex. La exitosa “Chica Banda” cierra el primer ciclo y el público tiene oportunidad de sentarse.

De las luces apagadas, un halo rojo sangre se enciende entre las LEDs, en escena aparece un pequeño teclado y el gran Emmanuel del Real, tímidamente se acerca y empieza a entonar “El Mundo en que Nací”, preciosa canción de cuna de triste belleza y perfecta melodía, su voz nos entiende, nos cobija y nos relaja, luego, el momento cumbre: extraída de “El Objeto antes llamado Disco”, Albarrán se suma a Meme para presentar “Volcán”, un canto ancestral, quejido de la tierra que en la voz de Rubén, retumba las paredes del teatro, público en silencio queda en estado de shock ante la mística de dos personas.

El frontman aprovecha el momento para traernos a tierra, recordar a los que se fueron, aconsejar cuidarnos los unos a los otros, a nuestra tierra, nuestros animales y sobre todo, a nosotros mismos, estamos aquí para pasarla bien, pero de forma consciente, palabras necesarias para el mundo en el que vivimos.

La noche cierra con la esperada “El Baile y el Salón”, “Jei Beibi” el bolero “Enamorada” y el cover chileno de Los Tres en “Déjate Caer”, Café Tacvba es una banda necesaria, de esas que te cambian el humor, una energía contagiante que mueve cada célula y hace apagar todos los celulares, abundan las caras felices al volver a Corrientes, los tacvbos son los más grandes de habla hispana, que vivan 100 años más.

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