Vetusta Morla || Teatro Opera Orbis || 23.03.18
Llueve en Buenos Aires, y la Av. Corrientes se llena de granizo, atmósfera depresiva de viernes por la noche, nos atrapa en algún techo genérico que compartimos con gente sin rostro, algunos van a casa, nosotros vamos por más noche. Hómez me acompaña y resguarda su cámara fotográfica, caminamos por microcentro en dirección al gran Teatro Ópera, a 200 metros del Obelisco todos somos pequeños, vamos a ver a una revelación española de cuatro discos y desgarradoras confesiones de pocos minutos de música, Vetusta Morla de Madrid tocará para nosotros.
Camperas mojadas llenan el lobby del Ópera, no llegamos a tiempo para el telonero pero si para el sexteto español, presentan “Mismo sitio, distinto lugar”, disco entregado en el 2017 y que los acompaña girando por todo el mundo, cautivando de indie rock a todo el que se atraviese en el camino, nombre de placa perfecto, considerando que la última vez que los vimos fue en Vorterix hace un par de años, mismo sitio, distinto lugar.
Las luces se apagan y amanece el secreto, el último intento, el tema que da nombre a este último disco arranca la noche, el frontman Juan “Pucho” Marti es un pibe de la esquina, un amigo cualquiera que se encuentra en un barrio cualquiera, de hecho, el sexteto de remera y jean son personas comunes que hacen música increíbles, fieles al indie y lejos del rockstars figures, Vetusta es magia a metros de distancia.
Luces amarillas, suena “Deséame Suerte” en mística armónica de voces, los cuatro discos encima les madura la vida a los españoles, público tímido todavía pero pies al ritmo; el batero David García lleva a la banda a terrenos cómodos.
Luces azules, un «Buenas noches Argentina» y “El Discurso del Rey” acomodan a la gente, coros acompañan a la noche que se inicia, la banda suena tal cual cualquier disco, poco espacio para improvisaciones suenan como el público espera, los de Madrid nos hacen sentir posibles, esperanzados.
Luces verdes, “La Mosca en tu Pared” y “Golpe Maestro” levantan la noche, cuando nadie respeta sus asientos y en el Ópera sobran las sillas Vetusta suena perfecto, cuando el indie rompe las reglas y llena espacios tal vez ya es de masas y no tan indie (?)
Luces violetas y nadie se sienta, “En el mismo lugar, flor y metal y un resplandor” suenan con “Pirómanos” seguido de “Maldita Dulzura”, aquel éxito que les dio la gloria en el 2011 de su disco “Mapas”, banda madura que en ocasiones se vuelve necesaria mientras llueve afuera. Una banda que parece pequeña pero es tan grande ya, complace a fanáticos fieles de culto.
En un espiral de éxitos de indie espiritual Vetusta pide intimidad, entre voz y una banda suave, nos desgarra el alma con “Guerra Civil”, “Fuego” y “La Vieja Escuela” con un Juan Manuel Latorre impecable y un público acompañante.
Top Moment of the Night: El invitado de lujo: Lisandro Aristimuño cantando “23 de Junio” junto a Pucho en un vals hipnótico, con un Ópera Orbis en silencio dejándose llevar, subir para bajar con “Al Respirar”, noche que cierra sin desperdicios.
Y que cierra a lo grande, con “Los Días Raros”, como este que con lluvia de viernes nos recuerda que llegó otoño, que ya nada es como antes, que se respira con ojos cerrados mientras Vetusta Morla se despide y nosotros a ella, caminamos por Corrientes con un cielo abierto, en el mismo sitio… tal vez el lugar que cambió fuimos nosotros.