David Lebón en La Trastienda || 28.04.18
El sábado de lluvia era distinto a cualquier día con esa inclemencia climática, verlo a Lebón siempre es un aliciente, una motivación para encarar todo lo que traen 24hs. David está con ganas, volvió contento de un silencio de varios años. Encuentro Supremo es una foto de cómo es su situación, de lo que disfruta la música y de lo querido que se siente a partir de todo lo que nos brindó a lo largo de su trayectoria.
El reducto de San Telmo presentaba un lleno total, como pocas veces se lo vio. Los pasillos de los costados repletos de gente buscando encontrar una posición que permita ver el concierto de la mejor manera posible. Las luces se apagan y el momento había llegado. No, no seas dura y En una hora fueron las primeras para empezar a entender la noche que nos esperaba.
La banda sonaba perfecta, generaba climas, nos arropaba con acordes suaves y nos hacía sentir todo lo bueno que las canciones del Ruso generan. Él contaba chistes, anécdotas y buscaba la complicidad del público constantemente para hacer todo más ameno. Esperando Nacer, con un solo deluxe del rock nacional, fue el primero que levantó a varios de sus sillas y los llevó a recorrer los 80´s de punta a punta.
Lebón adelantó que iba a tener dos invitados, muy diferentes entre ellos pero repletos de talento y dignos de admiración. Los mismos fueron Pato Sardelli de Airbag, quien se sumó con No confíes en tu suerte, y Sandra Mihanovich con su enorme voz para pegarnos dos piñazos (I can´t make you love me de Bonnie Rait y uno, de su propia autoría, llamado Hagamos el amor). Fueron varios minutos de aplausos para uno de esos instantes que vamos a recordar durante años cada vez que asistamos a un concierto.
Esperábamos un momento Pescado, Credulidad y Hola Dulce Viento, nos lo brindaron. El que escribe estas líneas suscribe que esta banda sigue siendo de las mejores que dio la historia del rock en español. David nos iba adelantando el final, y que no iba a haber más. Mundo Agradable y Noche de Perros siguieron mimando a los fanas de Serú desparramados por la sala y Sueltate Rock and Roll, de Polifemo, fue la intro del más esperado.
Seminare, la nueva canción de los celulares, fue el final de un concierto emotivo, suave, limpio y a la vez vibrante e intenso. La próxima cita es en octubre, en el Teatro Opera y seguramente será una nueva oportunidad para ver este capítulo de la vida musical de David. Los grandes viven varias vidas en una, lo hacen Charly, Fito, lo hizo el Flaco, y también lo hace Lebón y es un enorme placer ser contemporáneo a eso.