Alerta Pachuca || Margarita Xirgu || 09.03.18
Corría el año 2008 y la Argentina se debatía en un conflicto con el campo, el cual iba a culminar con un voto “no positivo” del Vicepresidente Julio Cobos. River Plate se consagraba campeón después de 4 años de sequía, pero finalizaría último en el siguiente campeonato, todo de la mano del Cholo Simeone. Queen regresaba al país, en la voz de Paul Rodgers después de 27 años y Los Fabulosos Cadillacs concretaban su esperado regreso a los escenarios. En ese 2008 se creaba el Centro Cultural Haroldo Conti en el Espacio para la Memoria y Promoción de los Derechos Humanos (ex ESMA) y Diego Armando Maradona agarraba el timón de la selección Nacional.
Fue en ese año, en el que un grupo de pibes, multinstrumentistas y con muchas ganas de fusionar varios ritmos, forman Alerta Pachuca, casi como un modo de distenderse en unas vacaciones.
Y esa distensión y alegría, hoy esta celebrando sus 10 años de vida, con las mismas ganas con la que los vimos nacer. Porque Alerta Pachuca tiene un montón de ESO: de fogón, de baile, de juntada con amigos, de los ritmos que quieras.
Con todo eso esperamos encontrarnos al llegar al hermoso e histórico Teatro Margarita Xirgu. La gente disfruta, charla, se encuentra con viejos amigos, toma algo mientras espera en el hall que se abran las puertas de la sala. Adentro todavía se escucha a la banda redondeando los últimos detalles del show.
Pasadas las 9, nos permiten entrar. Adentro nos espera una disposición distinta. El escenario del teatro vacío, los instrumentos en el medio de la sala, rodeado de las butacas.
Es que así es Alerta Pachuca, distinto, cambiante, sorprendente. Después de un breve show de improvisación para amenizar la espera, la banda se acomoda, mirándose entre ellos, en una ronda, de espaldas al público, como si todos miráramos para el mismo lado. Una especie de ensayo, íntimo, rodeado de plantas y guirnaldas cumpleañeras.
“Por favor, no se paren delante de las butacas, así la gente puede ver”, nos había indicado la chica a la entrada. Pero bastó que suene “La maña” para que pasara lo inevitable. Los que se habían ubicado en la parte alta del teatro bajaron en estampida, rodearon a la banda y se armó la fiesta. Las butacas pasaron a ser un adorno. La banda y la gente se hicieron uno, y para distinguirlos, había que prestar atención a quienes tenían un instrumento en la mano.
Así es Alerta Pachuca, así fue una década de vida y de fiesta sin fin. Salud, y feliz cumpleaños.