Triptykon en Teatro Flores
Veintidós de mayo, caos en Buenos Aires. Había un paro de subte que dejó colapsada a la ciudad. Pensamos que no llegaríamos a tiempo, pero lo logramos. Ir a un recital solo no es para cualquiera, y a eso fuimos.
Al divisar el Teatro Flores a unas cuadras, comenzamos a sentirnos más cómodos, ya se podían ver las usuales remeras negras de bandas, melenas y barbas largas, muchas camperas de cuero y sentir el metal a metros. Entramo al Teatro, había poca gente pero había un ambiente único, de camaradería y expectativa: La primera vez de Triptykon y de Tom G. Warrior en Argentina.
Mientras se escuchaba de fondo que la banda se preparaba en el escenario para salir, una rubia encantadora se sentó a mi lado y charlamos por un buen rato. Elizabeth es su nombre, vino desde Rosario, su sobrina (una genia total) le regaló la entrada por su cumpleaños. Este era su sueño de chica, también sería su primera vez, finalmente conocería a su ídolo: Tom.
Ya se venía la banda y cada quién agarró su rumbo, los fotógrafos corrieron a la zona de fotos, todos se acercaron, se abrieron las cortinas del escenario y comenzó el espectáculo. Lo primero que se notó fueron las dos tapas de los discos de Triptykon, en formato gigante, hechas por el genio H.R. Giger; en el medio de las dos, estaba el baterista y debajo unos símbolos que generaron mucha intriga.
Tom Gabriel Fischer es un genio. Trajo su famosa guitarra Ibanez H.R. Giger serie Iceman, con la que creó una atmósfera increíble, de sorprendente música muy bien ejecutada, con un sonido impecable; fue así como un halo de oscuridad y profundidad nos invadió a todos. Nos sumergimos en este ambiente que te relajaba, pero a la vez te hacía mover el cuerpo, la cabeza y descargar con fuerza.
La otra que se robó el show, fue Vanja Slajh, la bajista suiza, que deslumbró a todos en el teatro; alta, delgada y de tez muy blanca, entregó todo en cada canción, tocaba el bajo con dureza y elegancia. A veces no podíamos parar de mirarla tocar, fue fascinante.
Comenzaron el recital con Procreation, luego tocaron Dethroned Emperor, Goetia, Circle of Tyrants, Ain Elohim, Into The Crypts Of Rays, The Usurper, Altar of Deceit, Babylon Fell, Necromantical Screams, Massacra, Reaper, Messiah, Morbid Tales y cerraron con The Prolonging.
Así fue nuestra primera vez: una orgía musical hermosa, llena de altísimo nivel, con una combinación de metal extremo, que te llevaba del Doom al Black, de canción en canción, un repertorio entre Triptykon, Celtic Frost y Hell Hammer, que nos dejó satisfechos a todos: A Tom, a Tryptykon, a los nostálgicos, a los fans, a los conocedores, a los incrédulos; a todos, por primera vez.