En la fría noche del 9 de julio, el Teatro Vorterix fue escenario de un verdadero homenaje al rock pesado argentino. Claudio “Tano” Marciello, uno de los guitarristas más influyentes del país, subió al escenario para repasar su trayectoria, presentar su material solista y rendir tributo a la esencia de Almafuerte, la banda que marcó a fuego a generaciones enteras.
Con su guitarra como bandera, el Tano desplegó un set cargado de virtuosismo, sentimiento y potencia. El público, compuesto por seguidores fieles y nuevas generaciones, respondió con euforia a cada acorde, cada solo y cada recuerdo que el músico supo evocar con su estilo inconfundible. Hubo lugar para temas propios, piezas instrumentales donde su destreza brilló sin restricciones, y por supuesto, joyas del repertorio de Almafuerte, que despertaron ovaciones y puños en alto.
Acompañado por una banda sólida y comprometida, Marciello construyó un show emotivo y enérgico a partes iguales. “Todo lo que toco lo hago con el corazón”, dijo desde el escenario, y no hizo falta más. Cada canción fue una declaración de principios: respeto por la historia, entrega total y un amor incondicional por la música.











Uno de los momentos más intensos llegó con “Sé vos”, donde el Tano no solo hizo sonar su guitarra como un grito de libertad, sino que también conectó con una audiencia que celebró el mensaje y el legado. El show cerró con un agradecimiento sincero, dejando en claro que Marciello sigue escribiendo capítulos en la historia del metal nacional.
En tiempos donde lo genuino escasea, el Tano Marciello demuestra que la autenticidad todavía tiene un lugar en el escenario.
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