La noche prometía ser una fiesta para los seguidores de Skay Beilinson. Con su banda, Los Fakires, el guitarrista mítico del rock argentino volvía a presentarse en el Cosquín Rock 2025, como parte de una gira nacional que venía cosechando estadios llenos y aplausos encendidos. Sin embargo, el show terminó dejando un sabor de boca amargo.
Desde el arranque, todo parecía alineado para una noche inolvidable: una banda afilada, un público fervoroso que mezclaba generaciones, y una energía especial en el aire. Para muchos jóvenes, era la primera vez que veían en vivo a Skay, una leyenda viva que sigue marcando caminos. La conexión entre el escenario y la multitud era palpable y las primeras canciones fluyeron con la potencia de los clásicos.
Pero algo cambió. Luego de apenas nueve temas —un repaso apretado por más de dos décadas de trayectoria solista—, el show llegó abruptamente a su fin. La decisión, aunque inesperada, pareció ser tomada desde la experiencia: mejor retirarse a tiempo que forzar una noche que, por circunstancias técnicas o de ambiente, podría haberse desvirtuado.
Skay y Los Fakires se despidieron sin grandes gestos, en un cierre que dejó la sensación de que algo había quedado inconcluso. Fue una de esas noches extrañas que, pese a la amargura, refuerzan el mito: Skay es y será un artista que siempre pone su instinto y su honestidad artística por delante.
A pesar de todo esto, Leandro Olivo estuvo bien cerquita y nos dejó algunas capturas del concierto de uno de los guitarristas más grandes de nuestro país.
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