En el marco de su gira latinoamericana, este domingo, previo al feriado en la calurosa Buenos Aires, nos fuimos al Teatro del barrio de Flores a disfrutar del show de Richie Kotzen. A las 21 puntual comenzó el recital, con el teatro colmado, el primero que sonó fue Riot.
Los que tuvimos la suerte de estar en las primeras filas, pudimos sentir la potencia de sus dos Marshalls al palo. Era imposible no contagiarse con la música a pesar del calor reinante. Siguió sonando War Paint y Bad Situation.
En formato trío, paralelo a su actividad con Winery Dogs, se presenta ya hace más de siete años con el bajista Dylan Wilson y el batero Mike Bennet. Haciendo maravillas en la guitarra, con riffs interminables e imposibles de tocar para el resto de los mortales, esta vez dejó de lado su legendaria Telecaster, para colgarse durante todo el recital una Fender Strato signature color crema.
Luego de Peace Sign, se ausentó unos minutos del escenario para dar lugar a un set de bajo y batería solistas. Siguieron los temas, alternando furiosos riffs y solos con baladas rockeras que eran coreadas por el público.
Luego de una hora y media arriba del escenario, y ayudados por un ventilador y botellas de agua, la banda se retiró para volver con los bises The Dammed y You can’t save me.
Para desgracia de los fans, Richie toca la guitarra sin púa, así que nadie pudo llevarse un recuerdo del violero. Terminado el show y cerrado el telón, al rato salió un asistente a repartir los sets list de los músicos entre quienes se quedaron esperando cerca del escenario.