La cantautora chilena cerró su gira por Buenos Aires y presentó La Trenza en el Coliseo Podestá.
Una nena corre entusiasmada por los pasillos del Coliseo Podestá. En su cabeza lleva una corona de rosas rojas como si fuera una reina de las espinas, que se mueve entre la belleza y el dolor, como las canciones de Mon Laferte. La luz tenue de la araña que cuelga del techo alumbra la llegada de los músicos que se acomodan entre instrumentos de viento, percusión, teclados y guitarras. Ella aparece conteniendo una sonrisa, que ante el recibimiento de sus fanáticos estalla en su cara y con la mirada recorre los rincones del lugar. Se toma un momento y entona la primera canción de la noche, El beso.
Mon Laferte viste de negro. Un vestido largo deja entrever los tatuajes de sus piernas, y el pelo suelto descansa sobre su hombro. Lleva unos tacos transparentes que emulan el cristal y que domina con facilidad. En Vuelve por favor, ella parece un personaje de Federico Fellini que escapó de Roma y vino hasta este tiempo. Camina con una gracia calculada y al terminar la canción se envuelve en una bandera celeste y blanca que lleva su nombre.
Llegan Tormento, Si tú me quisieras, Que sí y el teatro se convierte en un club de corazones rotos con letras que hablan de la ausencia y el desacierto de los sentimientos, el desamor. En Antes de ti, se proclama como una estrella perdida que transitaba el lado oscuro de la luna en busca del amor hasta que lo encontró. La trompeta asoma tímidamente en los coros de Primaveral, y la gente la recibe con calor. Ella concluye con un “Tú haces más bellos mis días” y se deja llevar por los aplausos. Los presentes no tienen vergüenza en gritar un te amo al vacío, y en pedirle canciones y ella se divierte. Dice que no se las acuerda, pero aún así se sienta con su guitarra y les regala Bonita y Flaco. También se toma un tiempo para recordar con una ojos brillosos a su abuela con canciones como El cristal y La Trenza. Mon Laferte habla de la nostalgia de un último show, habla de romances y dice que una gira es como dejar un amor en cada ciudad. Promete volver.
Una de la más esperadas abre el último tramo de la noche, Amor completo. Una balada que habla sobre las concesiones de una relación y la entrega total. Si no hay amor mejor que no haya nada. El tono lúgubre pronto se torna festivo con Amárrame, el tema que popularizó junto a Juanes y No me arrepiento de este amor, unas de las canciones más recordadas de la cantante tropical Gilda. En Tu falta de querer y Mi buen amor aparece la Mon Laferte más vulnerable. Una voz hermosa que une Chile y Argentina como si no hubiera una cordillera en el medio. Como una rosa que crece en la nieve. Un hallazgo. Una mujer que canta desde la entrañas, a veces con el corazón herido y otras veces con el corazón valiente.