El abanico musical latinoamericano presenta muchísimas opciones y propuestas disimiles, hoy charlamos con Lali Gaspari, cantautora uruguaya que acaba de editar su primer disco «Gris», el cual viene cosechando buenas críticas. En una entrevista extensa con Lali repasamos su historia musical, sus comienzos en la composición y la historia de un artista que a puro esfuerzo empezó a cumplir sus sueños.
Tu historia musical tiene distintas facetas y etapas. ¿Qué tuvo y tiene de especial cada una?
Toqué en varias bandas y creo que todas aportaron en algo, o al menos casi todas. Yo normalmente lo veo como una división de dos grandes facetas, una primera etapa en la cual me pasé casi 10 años tocando en bandas de Power Metal y de Metal Sinfónico, y una segunda etapa (la actual) en la cual toco otras cosas que en verdad no estoy segura de cómo encasillar, pero que van entre el pop, el rock, el indie…
Podría decir que hay un «antes y un después» de Desayuno Continental, banda de la cual soy tecladista y a veces canto. Para mí empezar a tocar con ellos fue un desafío bastante interesante, porque no tenía mucha experiencia tocando otra cosa que no fuera algún derivado del heavy metal. Sin embargo, yo siempre escuché muchas otras cosas. Siempre fui muy fan (y muy pesada) de Pink Floyd, de todo lo que es el rock progresivo de los 70, de los ultra clásicos de los 60, y también le tengo mucho cariño al post punk de los 80. Con Desayuno Continental encontraba mucho de esto último (de Pink Floyd no, pero ya me estoy encargando de eso). Y para mi era todo un aire nuevo. Gente nueva, lugares nuevos para tocar, sonidos nuevos. Pasar de la escena metalera montevideana a la escena «indie» o «under», se sintió un poco como mudarse de país. Era la misma ciudad, pero dos mundos paralelos. Eso estuvo bueno.
Con Desayuno Continental grabé por primera vez un disco (Todas las mentiras que querías escuchar, 2017), y eso fue super importante para conocer ese proceso bien de cerca, cosa que antes no había logrado. Una vez que experimenté lo que era grabar un disco con mi banda, enseguida me encerré a planificar el mío, porque entendía que estaba más o menos al alcance. Por otro lado, la faceta metalera tuvo mucho de especial también. Hay algo de unidad y de identificación muy fuerte, sobre todo si es la música que uno escucha de chico. Supongo que lo que más extraño es la intensidad de tocar ese tipo de música en vivo, se vibra distinto, es una adrenalina extraña. No descarto volver a hacerlo algún día.
¿En qué momento te encontras actualmente en tu carrera?
Creo que estoy pasando por un momento de gran actividad musical. De hecho, me estoy dedicando casi que exclusivamente a la música, y eso es algo que siempre quise hacer pero pensaba que no se podía. Sigo muy activa con Desayuno Continental (que estamos grabando un segundo disco) y estoy tocando en otra banda llamada Cielos de Plomo (también grabando disco), por lo cual «ir a ensayar» ya no es algo de una vez a la semana, sino que pasa todo el tiempo. Aparte doy clases de piano y teclado en casa, por lo cual el contacto con la música es constante. Eso generó un cambio en mi forma de ver la música. Antes era algo que amaba pero que hacía en los tiempos libres, en los ratos que podía. Ahora es lo que define el resto de mi rutina y de mis actividades. Es un momento en el cual existen posibilidades y tengo que estar super activa para aprovecharlas.
También en este momento estoy prestándole atención a cuestiones más técnicas de cómo se hacen las cosas. Tengo muchas nuevas composiciones y muchas ganas de seguir grabando, pero estoy haciendo énfasis en aprender más: más de música, más de sonido, más de edición y grabación. Quiero aprovechar la mayor cantidad de posibilidades sonoras, conocer más de síntesis analógica, entender qué es lo que hace cada pedal de guitarra. Cuanto más pueda aprender de cómo funciona todo esto, más libre me siento, y más claramente puedo expresar mis ideas musicales.
¿Cómo nacieron las canciones de «Gris»? ¿De que manera lo trabajaste desde lo compositivo y de la producción?
Animarme a componer por mi cuenta fue una forma de unificar toda la música que me gusta, pero más que nada fue una necesidad personal, algo que me estaba matando no poder hacer.
Las primeras canciones que compuse del disco «Gris» eran ideas sueltas de piano que no tenían forma ni sentido. Durante un tiempo y casi como rutina, cada vez que llegaba a mi casa después de largas jornadas de trabajo en cosas que odiaba, me enchufaba en el teclado y tocaba lo primero que me salía: melodías cortas, mayormente de piano. Y me las grababa con el celular porque era la única forma que conocía. Era una especie de ritual, de preguntarme a mi misma cómo me había ido en el día. Así fui acumulando muchos audios de celular conmigo tocando, que después me pasaba escuchando arriba del ómnibus, en el trabajo, o incluso cuando dormía, casi que obsesivamente.
En algún momento empecé a filtrar y clasificar, las que me parecía que podían servir de algo. Pero todo eso me llevó años, principalmente porque no tenía el tiempo, la determinación o las herramientas. También demoré muchísimo en ponerle voz a esas cosas, porque yo agarré un micrófono recién con Desayuno Continental y medio que ni quería hacerlo. Pero había cosas que necesitaba decir y que no alcanzaba con el piano, y que tampoco podía decir otro. Así que de a poco fueron apareciendo las primeras letras.
En algún momento dado, una serie de sucesos me permitió tener el tiempo y el dinero para equiparme mínimamente. Así logré, con una computadora que más o menos funcionaba, y una tarjeta de sonido básica, armarme las primeras maquetas de lo que luego sería mi disco. Después de horas y días de tutoriales (y de muchísimas frustraciones), más o menos logré adaptar las ideas de piano/voz que tenía en la grabadora del celular. De ahí empecé a jugar con baterías y otros instrumentos virtuales, probar cosas. Cuando tenía suficiente material para grabar, era necesario buscar músicos, ya que ya no eran temas sólo de piano y voz sino que había batería, guitarra, bajo, cuerdas, etc.
Puntualmente lo de las cuerdas me entretuvo bastante. Hay un par de temas instrumentales («A Salvo» y «Ánima») que eran composiciones de piano y nada más, pero que jugando con instrumentos virtuales le hice arreglos de cuarteto de cuerdas. Después se me ocurrió que para esos dos temas, puntualmente, sería buena idea grabarlo con cuerdas de verdad. Así que contacté con algunos estudiantes de la EUM (Escuela Universitaria de Música), les pasé las partituras de cada instrumento, y nos juntamos a ensamblar todo. Fue muy divertido y enriquecedor. Me obligó a estudiar cosas que no conocía bien, como orquestación, y a releer otras tantas que tenía olvidadas.
A lo largo del disco se pasa del pop a lo instrumental. ¿Esa versatilidad es propia de tu formación musical o fue una manera de tomar riesgos y sentirte libre en tu primer disco?
Sentirme libre fue casi que la regla durante toda la producción del disco. Fue la primera vez que estaba haciendo algo 100% mío así que intenté no limitarme. Mi lógica era que si tuve que esperar tantos años para poder hacerlo…no tendría que ponerme muchos límites, quería disfrutarlo por completo. En ningún momento de este disco quise hacer música para que le guste a los demás, así que por ese lado me sentí bastante libre, y creo que eso se aprecia en la forma de conjugar distintos estilos. Yo creo que esa versatilidad existe justamente por haber variado, a lo largo de mi vida, en estilos musicales. Aunque no soy de esas personas que «escuchan de todo», sí es cierto que en mí conviven al menos 5 géneros musicales distintos y que todos tuvieron algo que ver con esto.
¿Cuál es la primera evaluación que haces de la recepción de las canciones?
Mis canciones siempre habían sido como un secreto para mí, algo que se quedaba adentro de mi cuarto. Si bien había tocado en vivo un montón de veces con mis bandas, nunca jamás había podido mostrar a nadie nada de lo que yo componía. Cuando empecé a maquetear y grabar los temas, era necesario empezar a practicar esa parte.
La primera vez que mostré mis temas «en vivo» lo tuve que hacer en el living de mi apartamento y para 10 amigos, porque era la única forma de enfrentarlo. A partir de ahí recién pude tener las primeras evaluaciones de mi trabajo en sí, de mis canciones, de mi forma de tocar y de cantarlas. Si había alguien llorando era porque estaba haciendo las cosas bien. Claro que fue muy distinto mostrarme al mundo una vez que publiqué el disco, pero noté que de todas las distintas personas que de una forma u otra me felicitaron o me hicieron notar que estaban escuchando el disco y/o que les interesaba, todas eran como de «palos» muy distintos.
Eso me gustó, porque me dio a entender que no sólo las canciones juegan con distintos estilos, sino que aparte pueden ser apreciadas por personas de distintos «estilos», personalidades, edades, etc. Y eso supongo que tiene que ver con esto de que nunca hice mi música pensando en gustarle a un «público objetivo».
¿Cuáles son los planes para este nuevo año que arranca?
Como prioridad, empezar a ensayar la presentación del disco. La presentación oficial seguramente se haga a fines de abril, todavía estoy arreglando eso. Mi idea es tocar el disco entero en vivo, de principio a fin, y lo más parecido posible a como está en el disco.
Algunas veces toqué mis temas (antes de que saliera el disco) pero en un formato más chico: yo sola con el teclado, o a veces acompañada de una guitarra. Mi idea ahora es tocarlo con banda completa, sobre todo porque me muero de ganas de tocar los temas con batería, que eso es algo que en vivo aún no pude hacer.
Hay temas como «Gris», o «En mi mente» que sin batería pierden un poco la gracia. Por otro lado, también tengo ganas de salir a tocar en un formato más íntimo, los temas que son más en formato piano y voz. Para la segunda mitad de año, me encantaría empezar a grabar un segundo disco. En realidad ya lo tengo medio armado, pero no me quiero apurar (por todo esto de seguir aprendiendo y buscando nuevos sonidos), y aparte porque tampoco tengo plata.
A nuestros entrevistados les pedimos que nos recomienden solistas o bandas que hayan descubierto. ¿Que nos recomienda Lali Gaspari?
Este último tiempo estuve escuchando mucho a una compositora sueca que se llama Anna Von Hausswolff. Ella compone su música principalmente a partir de un órgano, tiene una voz medio en la onda de Nico (The Velvet Underground), y la impronta de las canciones es una cosa bien oscura, pero que a la vez no deja de ser un tanto pop, muy agradable de escuchar. También juega con pasajes ambientales bien interesantes. Me gusta cuando los artistas mezclan elementos super clásicos con otros más contemporáneo. Es como poder moverse en el tiempo.