El 13 de diciembre de 2025, La Renga volvió a Rosario con un show multitudinario en el Autódromo, en una fecha que reunió a miles de personas y volvió a confirmar el vínculo sostenido entre la banda y su público. Con un escenario montado al aire libre y una convocatoria que comenzó desde temprano, el recital se inscribió en la lógica de los grandes encuentros que el grupo viene desarrollando desde hace años en distintos puntos del país.
Con Gustavo “Chizzo” Nápoli, Gabriel “Tete” Iglesias, Tanque Iglesias y Manuel Varela en escena, La Renga sostuvo una propuesta clásica y reconocible, centrada en el volumen, la duración y la relación directa con la gente. El show avanzó sin discursos extensos, apoyado en un repertorio amplio que combinó distintas etapas de su carrera. Desde los primeros tramos, canciones como “Buena ruta hermano”, “Tripa y corazón” y “A la carga mi rocanrol” ayudaron a marcar el tono de la noche.
A lo largo del recital, el set fue alternando momentos de mayor intensidad con pasajes más calmos, manteniendo un pulso constante. Temas como “El terco”, “Motoralmaisangre” y “El rito de los corazones sangrando” reforzaron el costado más crudo del grupo, mientras que “La vida, las mismas calles” y “Ese lugar de ninguna parte” aportaron climas más introspectivos, acompañados por una respuesta sostenida del público.
El tramo final concentró varios de los puntos más celebrados del show. “Balada del diablo y la muerte” volvió a funcionar como uno de los momentos centrales de la noche, seguida por un encore que incluyó “Azúcar amarga” de Vox Dei —dedicada a Willy Quiroga— y un cierre con “Hablando de la libertad”, cantado de manera masiva.
En el contexto actual, la presentación en Rosario se suma a una serie de fechas de gran escala que La Renga viene realizando bajo una lógica de autogestión en Latinoamérica, apostando a espacios abiertos y convocatorias propias. Lejos de la agenda tradicional de la industria, el grupo continúa sosteniendo una forma de trabajo coherente con su historia.
El show en el Autódromo volvió a mostrar a La Renga en su terreno habitual: un recital extenso, directo y colectivo, donde las canciones funcionan como punto de encuentro y el público como parte central de la experiencia.
Fotos: Leandro Olivo
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