Louta en Teatro Vorterix: La intensidad del detalle

Con la expectativa por las nubes. Así nos acercamos el jueves 20 de diciembre al Teatro Vorterix, para presenciar a Louta en el primer show de los dos que iban a suceder. Ya con la entrada en mano, un sticker de regalo, uno de esos mimos que algunos artistas ya no nos hacen. Porque Louta no es el cantante de… o el músico de… o la banda que… Louta es un sistema que produce arte. Uno comienza a darse cuenta de que cada momento del show y cada detalle en escena está pensado, ajustado, y no librado al azar o mejor dicho, librado a la normativa de un show como tantos otros nos tienen acostumbrados. Louta le da valor a todo y utiliza todos los recursos a su alcance para que eso suceda. Eso como espectador se agradece. Ya adentro, el lugar colmado de gente, de pronto, se apagan las luces del lugar, hasta las de la barra. El lugar, negro, pero en el centro una luz azul, a la espera. La euforia cantando “Louta, Louta” pidiendo que arranque, calentó la onda.

Arranca con “Todos con el celu” y de pronto pum, piña en el ojo y estamos lanzados al universo de signos. Él con zapatos y pantalones negros de vestir, su pelo engominado y su chomba turquesa adentro del pantalón y abotonada, y acompañado por los cuatro bailarines que prenden fuego la pista junto a él. En escena hay varios postes de luz de esos que se ven en las autopistas por los costados, con palomas apoyadas y cámaras de vigilancia. Al fondo arriba, sobre una estructura de caños, los músicos que acompañan a Louta en su show. Luces por todos lados girando y titilando. Dos bailarines con una bola de boliche en la cabeza y un traje como de piel de oso, pero de color gris. Desde el techo, nubes que bajan en el medio del escenario para acompañar la puesta, y carteles con la imágenes de Louta posando.

De pronto suena “Uacho”, en donde más de veinte bailarines en escena, con un vestuario impecable de los 70´, conquistaron el escenario a pura coreografía, y por detrás casi sin verla venir aparece Marilina Bertoldi enloqueciendo al público, con quien grabo este tema a pura intensidad. También compartió escena con Zoe Gotusso, en “Ayer te vi”, con una escena dulce y amorosa, en donde el cambio de escena fue por un banco blanco de plaza y girasoles alrededor.

Engolosinado con el tema “Palmeras” pidió repetirlo. También sonaron “Enchastre”, “Cuentitos”, “Chocolate”, “Un lugar adentro”, “Sigo sin entenderte”, “Que bien que estoy”, “Cuadradito de prensado” y “Ponetelo bien”. Por un momento se cierra el telón y se apagan las luces. Louta sale y solo con una luz enfocándolo comenzó a cantar “Abrir tu corazón”, para calmar un poco y bajar la intensidad. Todo sucede paso a paso, da lugar a que se desarrollen los momentos, las situaciones.

Las imágenes que deja son fuertes. Hay algo atrevido en ellas al desarrollar un cruce de lenguajes, al arrojarse a la necesidad de producir un pico de pregnancia. Lo muestra con el desarrollo de las situaciones que crea, en donde gracias a un rápido cambio de puesta en escena, aparecen cajas de cartón amontonadas y con un libro en mano Louta sube una escalera para cantar en la cima de ella. En otro momento, con un piloto de lluvia y paraguas negros abiertos bajo él. Casi que si pestañeas no te das cuenta en qué momento se armó y generó la imagen, y entro en tu cabeza para quedarse allí. Sus caras, sus poses, y su baile que de momento se detienen para quedarse fijas en tu cerebro. En “Somos tan intensos” se descubre una batería el borde del escenario, para que el batero, al palo, le dé con una fuerza imparable, que te rebotaba el pecho.

Se pasearon por todo los lugares posibles y más. Bajó del escenario para meterse en una burbuja llena de papelitos y girasoles, en el medio del público, mientras cantaba “Un lugar adentro”. Se tiró encima del público e hizo mosh. Junto a Alejandro Saporiti, dj que acompaña al proyecto, hizo subir al público al escenario para bailar todos juntos con la mejor selección de música para bailar y bailar… Nos pasearon por lo romántico, lo intenso, lo serio, lo divertido, la furia, la calma, y lo bailable.

Para ir terminando se acercó al borde del escenario, se agachó y con mucha claridad le hablo a los más jóvenes, a los que se vienen, ofreciendo un discurso de libertad, diciendo que los sueños están ahí, que nada ni nadie los puede detener, que el futuro es nuestro, y que en nuestras manos tenemos la fuerza para impulsar una sociedad a nuestro gusto.

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