Hubo un par de segundos durante “The Signal Fire” donde como escena en cámara lenta, un grito gutural de Jesse Leach de 41 años bañado en sudor servía de sonido distorsionado de un pogo violento, luces rojas, remeras negras y golpes aleatorios de brazos y piernas “volaban” alrededor de una nube de humedad en El Teatrito mientras los americanos de Killswitch Engage destrozaban sonoricamente el pequeño recinto de microcentro. 17 temas llenos de riffs sangrientos, baterías salvajes, líneas de bajo agobiantes y metal, sucio metal.
Luego de un par de años de su última visita, KSE regresaba a la capital argentina para romper la monotonía de un domingo de muerte lenta, el calor de la ciudad en la llegada del verano solo era comparable con el fuego que se encendería dentro de El Teatrito esa noche, el combustible: cientos de fanáticos; barbas largas y melenas despeinadas colmarían hasta su máxima capacidad mientras los teloneros de Coral y In Element hacían que las cervezas se consumieran a la velocidad de un riff de metalcore.
Llegada la hora, suena el mítico inicio de “The Final Countdown” de Europe y con ellos el quinteto desde ya ovacionado por las almas metaleras que lo reciben, como suckerpunch de borracho “Unleashed”, “Hate by Design” y “The Crownless King” acabarían con el poco oxigeno que quedaba en la caja de fósforos a punto de prender, cocktail de metal duro y necesario, los riffs de Jim Stroetzel y la fuerza del bajo de Mike D’Antonio (los siempre fijos) sonaban como punzantes puñales de apocalipsis sónico.
Ahora, el público… no hay intensidad como la del fanático del metal, criticados por vivir en el pasado, por su escaso uso de detergente para la ropa o por su poca tolerancia a los géneros musicales, sea como sea, su entrega, salvajismo, respeto y fidelidad a las bandas es innegable, moshpits, crowdsurfing y headbangs estuvieron a la orden de la noche, el clásico cántico canchero obligatorio y las risas y complicidad de la banda acompañaron en todo momento.
El setlist, sin errores, “My last Serenade”, “Reckoning”, “Rose of Sharyn”, clásicos y temas nuevos demostraron porqué KSE sigue siendo una de las bandas insignias del género, cabeza de cartel de festivales internacionales y seguida religiosamente por fanáticos del metalcore.
Justo antes de que algún metalero genérico hiciera combustión espontánea en pleno recinto, Leach y compañía anuncian su despedida con el clásico del gran Dio “Holy Diver”, finalizando la noche con la misma intensidad con la que comenzó, el centenar de fanáticos corren a la calle usando la emergencia de la salida y aprovechan algún kiosco abierto para hidratarse (con o sin alcohol), perfecta noche, perfecto Killswitch, perfecto el fuego que hicimos.