En el medio del barrio bohemio de Villa Crespo, mientras la vida diaria pasa por la esquina de Corrientes y Humboldt, se revela ante nosotros el inmenso predio, colmado y ansioso por comenzar la increíble noche que se avecina. A dos días de cumplir un mes de ‘vida’, el novato estadio; Movistar Arena, se vuelve a encender para recibir a Keane.
La velada comienza con Lucas & The Woods, la banda porteña de indie pop elegida por los anfitriones para ir calentando los motores. A las 21 hs. las luces se apagan y los gritos y aplausos envuelven el lugar. El cantante de la banda; Tom Chaplin, es el primero en ingresar al escenario, y le siguen Tim Rice-Oxley (piano), Jesse Quin (bajo) y Richard Hughes (batería).
Un comienzo enérgico nos enciende de la mano de “Disconnected”, el precalentamiento perfecto para recibir “Bend & Break”, un clásico de su primer disco que nos dispara inmediatamente al 2004, uniendo al público entre saltos y sonrisas. Volvemos a su anteúltimo disco; Strangeland (2012), aquel con el que se despidieron por unos años, para escuchar “Silenced By The Night”. Y ahora sí, luego de conquistarnos con algunos clásicos, “Phases” es la elegida para presentar su nuevo disco; “Cause And Effect”. “Put The Radio On”, del mismo álbum, llega con un sonido algo taciturno, familiar pero a su vez nuevo.
Para algunas bandas el tiempo no pasa y tienen la habilidad innegable de pasearte por distintos momentos de la vida, como si estuvieras en una montaña rusa entre el pasado, el presente y el futuro. Esto sucede instantáneamente cuando el piano entona las primeras notas de “Everybody’s Changing”.
A Chaplin parece no costarle mucho que su voz salga impecable y poderosa. Es nostálgica y el piano le suma tintes melancólicos. Un poquito se siente apretujado el corazón, contento pero extrañando. Quién sabe qué cosas, qué épocas, qué personas. Realmente es un viaje en el tiempo.
La modestia de los primeros años queda sepultada por la energía descomunal que tienen hoy, y lo demuestran con “Is It Any Wonder?”, que materializa el primer gran pogo de la noche, poniendo de pie hasta a Tim que, tocando con una sola mano, deja a su banquito casi de decoración.
“Strange Room”, al parecer fue la primera canción que los hizo sentir y pensar que debían reunirse de nuevo. Y así la recibimos; con la magia de la espontaneidad que hace que más de 15 mil personas encendamos las linternas de nuestros celulares e iluminemos el estadio completo, sin necesidad de que alguien lo pida.
El lugar sigue vibrando con canciones como “She Has No Time”, “Perfect Symmetry” y “Nothing In My Way”, que dan vida a un público embriagado de emoción. Tom pone todo su cuerpo y toda su historia cuando canta “Try Again”, los dos solos junto a Tim; se siente como si se emocionara verdaderamente.
Al público argentino le encanta ser la perdición de las bandas, esto es sabido, y cada vez que quedamos atentos al próximo tema, les regalamos algún cántico clásico para que nos piropeen un poco con eso de que “somos los más ruidosos”. Así nos hicieron jugar un rato con los coros de “You Are Young” seguida de “A Bad Dream”.
En cada silencio Tim acaricia el piano como si fuera menester, como si hiciera falta mantenerlo despierto. Así inyecta “This Is The Last Time” en el setlist de la noche que nos deja jadeantes después de tanto cantar y “Bedshaped”, reconocida por todos los presentes que nos mece en su sonar apenado. De todas maneras saben cómo volvernos a subir a la cima de la montaña rusa, y lo hacen con “Somewhere Only We Know”. Amigos, si esa canción no los hace emocionar yo ya no sé. Realmente es contagiosa la alegría de estar compartiendo este espectáculo.
El falso final es ovacionado como nunca y nos deja “I Need Your Love”, un pedido honesto, “The Lovers Are Losing” donde Chaplin se animó a la guitarra, y por supuesto, “Crystal Ball”, que se lleva todo nuestro amor y alegría por verlos juntos de nuevo.
Con 25 temas hasta ahora, deciden hacer el setlist más grande de su historia.. “because you deserve it”, citando a Tom, que cierra la increíble noche cantando “Sovereign Light Café”.
Keane es como cuando te acordas de que te quedó algo del cuarto de helado en el freezer. Es de esas bandas que se te olvidan pero que cuando las escuchas de nuevo, vuelven a ser tuyas para siempre.