K4 y Blanco Teta sacudieron Niceto Club con una noche de riesgo y energía pura

El pasado 13 de noviembre, Niceto Club se convirtió en territorio de la experimentación más radical. Dos propuestas que desafían cualquier molde, K4 y Blanco Teta, se unieron para ofrecer un show doble que fue un viaje entre la crudeza y la sensibilidad, la distorsión y el trance colectivo.

La apertura estuvo a cargo de K4, que llevó su último trabajo a una dimensión física y expansiva. Con una formación sólida —La Piba Berreta en sintetizadores, Alfonsina Ustarroz en guitarra, Momo Zamana en bajo, Fraxu en guitarras y sintetizador, y Pablo Potenzoni en batería— más cuerdas que aportaron dramatismo en momentos clave, el set se movió entre pulsos post punk, ráfagas electrónicas y melodías inquietantes. Hubo pogo frenético con piezas como “Seguí no pares” y “Saltando molinetes”, pero también espacio para la introspección: “Piedra marplatense”, interpretada solo con piano y voz, detuvo el tiempo y arrancó una ovación que marcó el punto más emotivo de la noche.

Luego llegó el turno de Blanco Teta, que volvió de su gira europea con la intensidad al máximo. El cuarteto desplegó su arsenal punk-noise con canciones cortas, directas y cargadas de tensión, presentando su disco El debacle de las divas. Entre explosiones sonoras y humor corrosivo, la banda alcanzó un clímax con la aparición de Juana Rozas, sumando una capa extra al caos controlado que caracteriza su propuesta.

Fue una velada donde la música se vivió como experiencia física y emocional, confirmando que la vanguardia local no teme al riesgo: lo abraza y lo convierte en celebración.

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