La cantante de Paramore, ahora con su proyecto solista, vuelve a la carga con su segundo disco, una placa que salió casi sin anuncios, que nos sorprendió a propios y extraños, pero que ya está rodando en el éter.
Un disco donde, como al igual que con Petals for Armor, se puede notar una sinceridad exhaustiva de Hayley Williams. Un disco donde coquetea con muchos estilos y nos demuestra que el rock que llevaba en «Riot!» sigue ahí, pero combinado con algunas de las más bellas melodías que alguien puede escuchar.
El disco comienza con «First Thing To Go». Piano, guitarra acústica y voz. Una cálida bienvenida a un paseo al que nos acostumbró “Yelyah” como le dicen sus fanáticos, el cual habla sobre sus relaciones amorosas pasadas. Con algunas baterías hacia el final de la canción, y su voz como dominante total, el material comienza siendo una declaración de lo que nos vamos a encontrar: Otro trabajo muy personal y muy especial.
Con una duración aproximada de 45 minutos, Hayley lo hizo de nuevo. No tan pop como Petals for Armor, pero con una mixtura de sonidos que vuelven especial a un proyecto como este. El uso de sintetizadores, cambios de métrica y la notoria tesitura de voz de la cantante, nos muestran una historia que nos llevará por distintos estados de ánimo, sentimientos y sensaciones.
El segundo tema, «My Limb», sigue un poco la línea del primero, pero con más presencia de baterías y algunas guitarras. Suena como algo que Hayley hizo pero al mismo tiempo no. Todo suena fresco y nuevo, sin salirse del estilo de pop alternativo que tomó en los últimos discos de Paramore y que retomó en su carrera solista.
Más acústico que su predecesor, Flowers for Vases nos regala un panorama de intimidad. Una intimidad donde nos podemos sentir parte de la vida de la nacida en Meridian, Estados Unidos, y al mismo tiempo hacernos sentir dentro de la historia.
«Asystole» tiene algunos toques de bossa-nova y otros tantos de música más alternativa, al mejor estilo Björk, gran inspiración de Hayley. Suena como ese disco que nadie escribiría pero que todos disfrutaríamos sin pensarlo. Porque suena propio, especial, como si fueran canciones que guardaremos en una cajita y se las mostraremos quizá a nuestros hijos dentro de 20, 30 años. Muy personal.
Siguiendo con la alternativa acústica, «Trigger», cuarta canción del disco, nos muestra que si bien la fórmula instrumental no varía tanto (guitarra acústica y voz), cada canción es un mundo distinto.
El disco fue lanzado casi de sorpresa, sin tanta prensa ni difusión, algo parecido a lo que hizo Taylor Swift con su aclamado disco “Folklore”. Y si bien hay algunas diferencias, la placa tiene un aura parecida. Mucho folk-pop en una atmósfera hogareña que nos hace sentir como si estuviéramos ahí.
«Over Those Hills», una de las canciones que sigue, cuenta con una de las melodías más bellas del disco. Con un fraseo de guitarra más “macarra” que despliega un poco la bronca, pero sin salirse de esa dulzura incalculable.
«Wait On» es una de las canciones del disco que habla sobre las rupturas amorosas de la vida de Hayley. Basándose en las cosas que guardó y nunca pudo decir, y que hubiera deseado poder expresar. Más personal que nunca, el disco toma una atmósfera un tanto oscura al hablar de dolor y tristeza acompañados de una guitarra que suena como si el día de campo que decidió compartir con una persona especial, de repente lloviera y se arruinara. Una atmósfera pesada que muestra los dolores que lleva dentro.
«Inordinary», el noveno tema del disco, es quizá la letra más confesional del disco. Cuenta sus vivencias de adolescencia, hablando de su madre, de algunas situaciones que acontecieron. Todo en un clima de folk suave. Aunque el disco suene muy íntimo, justamente no parece una grabación hecha en su casa de forma precaria, al contrario, cuenta con unos arreglos que ofrecen una cualidad inmersiva sin que te distraiga de sus letras, tan especiales como propias.
Este es uno de esos discos que para darles la primer escucha, como la mía, tenes que formar un cierto paisaje para disfrutarlos un poco más. El sol en la cara, el viento golpeando en el pecho, una buena bebida y unos auriculares bien fuerte para disfrutar ese viaje. Para adentrarse en el viaje del alma, del ser, de uno mismo. Para encontrarse en las letras, para sentirse identificado, y, quizá, para derramar alguna lágrima pensando en un amor que se fue o en esa etapa de la adolescencia donde nos hicieron doler más que nunca.
¿Cómo traducir los sentimientos en palabras? Simple, dale un cuaderno a Hayley Williams y va a encontrar las palabras necesarias como en «Find Me Here», canción que habla sobre lo que puede ser un amor fallido. Con la frase “Mientras te ame, nunca estarás solo, pero este es un viaje que tendrás que hacerlo solo tú” nos demuestra que toda esa pena y ese dolor de quedar sola en un mundo triste y vacío, se puede expresar en canciones.
«Descansos», el tema número trece, es más una introducción al final, con un piano que suena a lo lejos y voces y sonidos que se entremezclan como si del mar alejándose se tratara.
«Just A Lover», el último tema del disco, suena difuso. Con una voz de Hayley alejada del primer plano, como si lo que hablara no fuera ella sino algo más allá de sí. Una batería que marca el tempo, lento, pausado, distinto, especial. Y una balada nostálgica que nos cuenta que ella se siente solo una amante, como si los sentimientos no existieran. Suena apoteósico y sensato, especial y duro, fuerte y necesario para cerrar un disco que, si todavía no te hizo lagrimear, con la potencia de la última canción, la única en la que se destaca un conjunto de instrumentos más asemejándose a su clásico estilo, se despide. Se despide dejándonos una cosa en el pecho que difícilmente por un rato se vaya.
Gracias a este disco conocimos a la Hayley Williams más real, mas pura, mas Hayley. Sin volver de nuevo a la comparación, pero siempre trayendo el tema a la palestra, es la reinvención de artistas como Taylor Swift, que aprovecharon estos tiempos de encierro para sacar de adentro todo lo que aquejaba a sus mentes, y regalarle a sus fanáticos/as, y al público en general dos discos (tres si contamos los dos de Taylor, «Evermore» y «Folklore») donde conocer un poco más al artista en cuestión.
Hayley lo volvió a lograr. Volvió a hacernos lagrimear. Aunque ya no es la chica de pelo naranja de Misery Business, la canción más conocida de Paramore, aún sabe cómo reflotar nuestros sentimientos mas puros. Brindemos por eso.