Gracias Ragazzas

Ragazzas | La Tangente | Ph. Diego Hómez | 26.01.2018

Atravesando la autopista Presidente Arturo Frondizi en dirección al sur del Gran Buenos Aires y formando parte del Área Metropolitana de Buenos Aires se encuentra la ciudad de Avellaneda, de la cual (este servidor) conozco bastante poco, y aunque estoy seguro de que contará con decenas de maravillas, cientos de historias barriales, de promesas perdidas y cuentos callejeros que todavía no he disfrutado, vengo acá a narrarles algo que si conocí, de Ragazzas en La Tangente.

De canciones adictivas, golpe de bajo hipnotizante y cuatro personajes avellanedenses: Joel, Xavier, Martín y Francio, que al verlos podrían pasar desapercibidos, actores de la noche porteña en búsqueda de algo frío que refresque la garganta, todos son los mismos, todos somos nosotros. Pero las neuronas hicieron chispas hace más de 10 años con la cruda pregunta que nos hicimos alguna vez: ¿y si hacemos música? Por las chicas, por el arte, por placer o por morir y vivir cada noche en el escenario; así nace Ragazzas.

Fast forward 2018, los pasos atraviesan las vías del tren que pisan la calle Honduras en pleno Palermo, minifaldas van a boliches, turistas tambalean por culpa de ese trago extra, nosotros (cámara y moleskine) vamos a La Tangente, hace apenas semanas tuvimos una prueba del pop-electro-punk-rock de dichos señores, y esta noche venía el segundo round, nuevo año, nuevos recitales, misma banda.

Primero, La Tangente es un point increíble, buena barra, gran escenario, iluminación cabaretera, sonido perfecto y mucho espacio, a las 12:00 PM y con cerveza en mano, aquellos cuatro pibes subieron a la plataforma que separa a los mortales de artistas, locos, poetas y valientes, dos guitarras, teclas, batería y bajo, todo lo necesario para cambiarnos la vida (o extenderla lo necesario).

“Mátame: que el campo sea el testigo” pide a ojos cerrados Joel Fiorire en el primer tema de la noche, tímidamente se acercan los fanáticos conocidos y los nuevos oídos a los cinco minutos de “Guerrera Cósmica”, de sintetizador que sube el pecho a la noche, de contraluz multicolor que hace juego con el baile de nuestros pies, es intro de recital de estadios o por lo menos así lo siente alguna chica que salta en su propio metro cuadrado.

Explota Ragazzas y el público con ellos, el verdadero arte nace en nosotros aunque sus creadores sean otros, la magia de todo esto está en identificarse, es “Polvo de Oro”, un rock semi electrónico que suena como un viejo tema que escuchábamos en ruta cuando nuestros padres manejaban, a eso que se sentía nuestro rostro apoyado en la ventana al mirar el cielo, cruzando en nubes nuevos rayos.

La voz de Fiorire tiene esa desesperación apasionada, es un frontman sincero que lleva el bajo como extensión de su cuerpo, y aunque su ropa tiene pop su cabello y actitud es rocanrol, en “La Soledad de Las Rosas” la banda se muestra como un ensamble maduro, sus diez años de trayectoria se escuchan en temas como este. “Amor o Muerte” su último disco, es un viaje de ritmos frenéticos y fáciles de escuchar, sin pretensiones indies de poesía forzada, es talento natural en ocho manos.

“Llévame a Dormir” y “Test de Cooper” son dos hermanas gemelas que se oponen entre ellas para traerles problemas a los padres, la primera es divertida y malcriada, donde Xavier Parente se luce en la guitarra y teclas, es desenfrenada bajo control; la segunda es melódica y triste, habla de lo que no debió pasar y lo que quedó entre los restos.

Hot moment of the night: “Que el dos mil veinte traiga amor y alguien que me peine” es rock descontrolado en “2020” donde Martín Rulli hace y deshace la noche a la 1:00 AM de este domingo donde nadie llegará temprano a casa, la banda tiene fuerza para encender cualquier escenario, los queremos ver tocar en todos los recintos de la ciudad.

Cerrando, es necesario hablar de Francio Ceravolo, la guitarra principal y capitán mágico de la nave de Ragazzas, es fuerza que te va a buscar en el medio de la noche, cuando ya te cansaste de la vida y lo único que queda es romperlo todo, lleva, trae y solea como los grandes.

De costumbre necesaria, cierran con “Baguala a la Desesperación” canción de cuna con luces violetas, duerme Joel en el charango y nos balanceamos a ojos cerrados, los celulares se apagan porque no hay mejor recuerdo que lo grabado en pupilas sin pestañear, suave, lenta, triste…pero el crescendo da esperanza, no todo está perdido, la escena local tiene futuro si abrimos los oídos y salimos a recitales. Cerremos Spotify y vivamos la música en vivo, de bandas pequeñas y grandes, una de estas últimas: Ragazzas y gracias.

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