Feliz estreno

Churupaca || Teatro Margarita Xirgu || Ph. Nicolas Bruno || 06.07.2018

Los adoquines están mojados por la garúa y San Telmo tiene ese color sepia de siempre, aunque ésta noche se lo ve un poco más brillante. Churupaca llega al Teatro Margarita Xirgu con todo su calor para desplazar a este invierno ya instalado en la Ciudad.

La gente espera recostada en el centro del salón, ya inmersa en otra realidad, ajena a la lluvia que acaricia Buenos Aires. Y ese mismo sepia que se esparce por el barrio, nos recibe sobre el escenario. Todos los músicos están vestidos con trajes amarronados, antiguos, creando una imagen como añejada y nostálgica que cobra vida completamente cuando Juana, su cantante, entra a los saltos al ritmo de “Aguatera”, acompañada por la banda completa.

Comienza a colorearse la cara despintada de la ciudad con la energía que este grupo despliega. Si alguien se pregunta de qué trata Churupaca, la respuesta está en el vivo. Son un evento muy difícil de explicar tanto por su riqueza de ritmos como de sensaciones, y al compartir un espacio con ellos, recién ahí, uno puede quizá definir un poco de lo que generan.

El techo renacentista del gran teatro, como ilustrando también el renacer de la banda en su nuevo material, es testigo como nosotros de las novedades que han creado. Suenan algunas canciones de un segundo disco latente, que por algunos inconvenientes se hace desear más de lo esperado, pero que en septiembre promete llegar a nuestros oídos con todo su repertorio. 

Cortazar y Rayuela anteceden a una Juana solitaria, con voz, guitarra y la frente bien alta acompañada por el bajo tímido de Fefo para cantar una de las nuevas, con tinte de balada, entre espesa y abrumadora. La sensación térmica de la sala ya está en 30º cuando suena “No se vive feliz comiendo perdiz” y el público canta y baila descontracturadamente.

“¡Feliz estreno!” grita el bajista cada vez que suena una desconocida y nosotros aplaudimos con fervor su llegada. Churupaca es una flor de buena cosecha, que tiene a una mujer fuerte que se hace escuchar, al frente de un grupo de 7 músicos excelentes. Y la importancia de su femineidad, se realza en el momento en qué pide “Aborto legal en el hospital” tiñendo el Xirgu de color verde, y alzando las voces de todxs en un sólo grito.

Nos vamos bailando por las calles luego de una noche curandera y divertida. Gracias una vez más Churupaca, el honor es nuestro.

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