Se cumplen 80 años de un histórico partido de fútbol jugado en plena Segunda Guerra Mundial entre militares nazis y refugiados soviéticos que determinó para siempre la vida de estos últimos. Acá repasamos cómo fue contada la historia según el paso del tiempo y la inspiración de diferentes libros y películas.
En la década de 1930 el fútbol se volvía cada vez más popular en la Unión Soviética, especialmente en Ucrania donde brillaba el Dinamo de Kiev, que formaba parte de la sociedad deportiva Dinamo, la cual había sido fundada a partir de la unión entre la policía y el Ejército Rojo.
En 1938 el equipo logró el cuarto lugar en la liga nacional patrocinada por el Estado, aunque en 1939 y 1940 no tuvieron buenos resultados. La temporada de 1941 nunca se completó, ya que Alemania invadió la Unión Soviética el 22 de junio de ese año.
Varios de los jugadores del Dinamo de Kiev fueron reclutados y partieron al frente de batalla. Los que quedaron fueron ayudados por la defensa civil, aunque cuando los alemanes tomaron la ciudad muchos jugadores que sobrevivieron al ataque se convirtieron en prisioneros de guerra en los campos de concentración.
La creación del FC Start
Mykola Trusevych, arquero del Dinamo de Kiev, volvió a la ciudad tras los ataques y allí un tal Iosif Kordik, un fanático del Dinamo, le dio trabajo como barrendero en su panadería. También se le ocurrió la idea de formar un equipo de fútbol y en la primavera de 1942 le pidió al arquero que reclutara a viejos compañeros.
En pocas semanas lograron formar un equipo al que llamaron FC Start, integrado por ocho exjugadores del Dinamo Kiev y tres exjugadores del Lokomotiv Kiev, otro de los grandes de la ciudad. De esa manera, el 7 de julio de 1942, el FC Start jugó su primer partido en la liga local ganándole estrepitosamente por 7 a 2 al Rukh. Pese a pesar de estar mal alimentados y mal equipados, la calidad técnica de los jugadores era demasiado notoria y determinante.
El mes transcurrió con varios partidos más ante guarniciones militares rumanas, húngaras y trabajadores del ferrocarril militar con casi todas goleadas escandalosas. El 6 de agosto se enfrentaron con el equipo Flakelf de la Luftwaffe (fuerza aérea nazi) y ganaron categóricamente por 5 a 1.
El Partido de la Muerte
Sin embargo, los nazis rápidamente pidieron la revancha. Así entonces llegamos al partido disputado el 9 de agosto de 1942 en el Estadio Zenit de Kiev con un integrante de las Waffen-SS oficiando como árbitro. Todos los rumores previos auguraban una parcialidad extrema en favor del Flakelf y fuentes anónimas auguraban un duro castigo para lo soviéticos si no caían derrotados en esta ocasión. Es que la administración alemana tomó conciencia de que las victorias del FC Start podría inspirar a los ucranianos y, al mismo tiempo, disminuir la moral de las tropas del Eje.
Nada pareció amedrentar al FC Start, cuyos jugadores no solo se negaron a realizar el saludo nazi en la previa, sino que al término del primer tiempo ganaban 3 a 1 pese a la poca imparcialidad del árbitro. Luego de una “recomendación” en el entretiempo de un jerarca nazi de “perder o abandonar” los ucranianos no se amedrentaron y el partido terminó 5 a 3 a su favor.
Antes del final del encuentro un defensor ucraniano hizo una gran jugada en la que se esquivó desde el fondo a varios rivales, llegó a enfrentarse al arquero, lo eludió y en vez de hacer el gol pateó la pelota a la tribuna con todo lo que esa jugada significaba simbólicamente. En ese preciso momento el árbitro dio por terminado el partido, pese a que todavía no se habían cumplido los 90 minutos reglamentarios.
Las consecuencias
Una semana después el FC Start jugó otro encuentro contra un rival insignificante y siguió goleando, en esta ocasión nada menos que 8 a 0, en lo que sería el último partido del equipo. Pocos días después los jugadores empezaron a ser perseguidos, detenidos y torturados por la Gestapo, acusados de ser supuestamente miembros de la NKVD (fuerzas de seguridad soviéticas), con la excusa de que el Dinamo como club había sido financiado por la policía local.
Uno de los jugadores arrestados, Nikolai Korotkykh, murió en aquellas primeras torturas y el resto fue enviado a los campos de concentración de Siretz, donde Ivan Kuzmenko, Oleksey Klimenko, Mihael Keehl y Mykola Trusevich fueron asesinados en febrero de 1943. Entre los sobrevivientes se encuentraron Fedir Tyutchev, Mikhail Sviridovskiy y Makar Goncharenko, responsables de la popularización de esta historia soviética en la cultura popular.
El 16 de noviembre de 1943 el histórico diaria soviético Izvestia fundado en 1917 fue el primero en reportar al público la ejecución de los deportistas en manos de los alemanes, aunque sin mencionar nada del partido que determinó el destino de los mismos.
Recién en 1958 el periodista Petro Severov publicó su artículo titulado «El último duelo» en el periódico Evening Kiev y al año siguiente, junto con Naum Khalemsky, publicaron un libro con el mismo nombre, donde se narra por primera vez la historia del FC Start y su resistencia futbolística ante la ocupación nazi que tuvo como momento cúlmine el partido disputado el 8 de agosto de 1942.
Desde ese momento la historia se volvió muy popular en toda la Unión Soviética, y era contada de forma romántica e incluso muchas veces como propaganda política, a partir de la heroica rebelión soviética ante la opresión nazi. También servía para difundir el deporte, pilar fundamental de la URSS durante toda su historia.
El Partido de la Muerte en la cultura
En la Unión Soviética se editaron dos películas que alimentaron aún más la épica de los futbolistas: En los años ‘60 vieron la luz “Tercer Tiempo” y “El Partido de la Muerte”, que termina de consolidar el nombre mítico de aquel encuentro. Ya en 1981 un monumento escultórico fue erigido en el estadio Zenit de Kiev, que desde entonces pasó a denominarse como Estadio Start.
También inspiró a la película la húngara “Két félidő a pokolban (Dos tiempos en el infierno)” de 1963, que cambió a los ucranianos por prisioneros de guerra húngaros. A su vez, esta película sirvió de base para el reconocido largometraje estadounidense titulado “Victory (Escape a la victoria)” con Sylvester Stallone y Michael Caine, más la presencia de futbolistas como Pelé, Osvaldo Ardiles y Bobby Moore, entre otros. Poco queda del partido original, ya que en este caso se trata de prisioneros de guerra de diferentes países que juegan un partido para lograr escapar de los campos de concentración.
Las controversias
En el año 2002 salió un libro llamado “Dínamo, defendiendo el honor de Kiev” del escritor escocés Andy Dougan, quien, a partir de una investigación y charlas con jugadores y testigos del ya famoso partido, cambió rotundamente el eje de la gesta heroica.
En su relato asegura que la mayoría de los jugadores habían sobrevivido como prisioneros de guerra en el campo de concentración de Siretz, y que además fueron considerados colaboracionistas por el régimen de Stalin al haber jugado esos partidos. En consecuencia, tras la guerra se les obligó a mantener silencio para que se creyera que todos habían sido ejecutados mientras deambulaban anónimamente por Kiev con hambre, frío y sin trabajo.
Dougan logró entrevistar al único sobreviviente del FC Start que aún vivía luego de la caída de la URSS, Makar Goncharenko, quien negó sentirse un héroe y contó: “Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros porque dos regímenes totalitarios se enfrentaron. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala”.
Ya en el año 2012, en plena ebullición de conflicto entre Ucrania y Rusia, emergió la película rusa “Match” con una visión también diferente a la épica ya que tiene una mirada antiucraniana llevando toda la idiosincrasia soviética a la actualidad rusa.
Lo más cercano en cuestiones culturales llegó con la novela gráfica española “El partido de la muerte” en 2021 con guion de Pepe Gálvez y los dibujos de Guillem Escriche. Ahí recuperan las vicisitudes del equipo y sus circunstancias desde la perspectiva de la importancia de la memoria histórica y la necesidad de no relativizar los horrores del pasado. Gálvez explica que “los jugadores ucranios eran un grupo de supervivientes ante un reto brutal” y Escriche asegura que fueron muy cautelosos con la historia a contar, a partir de las dos versiones contrapuestas que imperaron en el tiempo.
Más allá de distintas argumentaciones, investigaciones, propagandas y reivindicaciones, la realidad indica que el 9 de agosto de 1942 se jugó el denominado “Partido de la muerte” y que luego los jugadores ucranianos fueron perseguidos, torturados y muchos asesinados. Eso no lo cambiará ninguna historia.