El Kuelgue || Ciudad Cultural Konex || 23.02.2018
El Kuelgue nos invita al carnaval con una escenografía de palmeras, pasto, flores y guirnaldas hechas de cartón rosa. Su “Balneario Cacharrito” está a tono con lo que se vendrá. Hay muchas ganas de verano en el patio del Konex, con la luna y el sol presentes como dos espectadores más, en un viernes de febrero.
Un rato antes estuvieron las chicas de Bestia, un trío de ukelele, teclados y beatbox que pusieron a punto el clima para recibir a la banda. Una energía que fluye desde la sinceridad, con un híbrido entre talento y juego puro.
A las 20 horas El Kuelgue sale al escenario con su tema “Sin Parangón”, de acordes dignos de una cortina musical. Así dan la bienvenida y, mientras Julián Kartún toma de su cacharrito, siguen con “La Fama”. Entre un juego de luces azules y flashes fue el turno de uno de sus hits, “En Avenidas”.
Su líder aprovecha el histrionismo que le ha dado la actuación y se mueve como una marioneta, perfectamente desarticulado. Nunca deja de sonreír, agradece y recuerda la importancia de la compañía familiar. Arranca “Ayer real”- fusionada con “Human Nature” de Michael Jackson- y todos parecen haber entendido su mensaje.
Es que se trata de una banda que, bajo una superficie de aparente improvisación y ritmos bailables, también transmite mensajes de lucha social y satiriza prejuicios y posturas ultraconservadoras. El tecladista Santiago Martinez tiene una remera con una inscripción de “Así luce un feminista”, y se acerca a un muñeco de Iron Man mientras finge que le susurra algo. “Me dijo ´soy yanqui pero no boludo´”, exclama Santiago y muestra el pañuelo verde que caracteriza al movimiento pro aborto. Arranca otro hit, “Circunvalación”.
Cuando termina invitan a su amigo Julián Scarinci para que toque “Si no te vas” en teclados, y aprovechan para pasearse por una pasarela que llega hasta casi la mitad del predio. Los aplausos también se los lleva, de manera especial, el saxofonista Pablo Vidal con su solo final.
Pero la banda formada en 2004 no sólo maneja la improvisación teatral, rutinas coreográficas, mensajes con carga social y fusión de géneros. También hay lugar para la sorpresa, luego de “Milanesa” -interpretada en una reposera ubicada en la pasarela- Kartún, Martinez y el guitarrista Nicolás Morone desaparecen de escena.
La clásica escalera naranja de hierro del Konex ahora está iluminada y los tres aparecen con una guitarra, una melódica y un micrófono de pie para interpretar 3 temas: “Para Dvd”, “Piel de cereza” y “Se va Warnes”.
La banda vuelve a estar en su totalidad en el escenario y hacen su tema más conocido, “Bossa&People”. Apenas terminada entonan un clásico acapella popularizado por Los Simpsons, específicamente por Los Borbotones, “Goodbye, My Coney Island Baby”. De la bossa nova, candombe, jazz y algo de tango se pasa al free-style y funk de la mano de 4 bailarines y de las canciones “Góndola” y “Por ahora”. Imposible no moverse. Julián es inquieto, curioso y extrovertido y les sigue el ritmo, contagiando a todo el público.
Con el “Tema del Verano” se armó un pogo y esos acordes al estilo jazz-ska motivaron a que “el barrabrava de El Kuelgue” se subiera al escenario a agitar con sus ídolos. Con un rosario gigante de madera, simulando ser un pastor predicador, fue el turno de “Cristo es Marquitos Dipalma” y “Dele tiempo”.
La fiesta ya está llegando a su fin así, y traen un flamenco rosa gigante y pelotas playeras que vuelan por los aires. Julián se pone flotadores en los brazos y se zambulle en una ola de gente que lo recibe sin parar de moverse. Tocan “Cariño Reptil, “Clonasepan” y “Negra Candombera” y, a pesar que nadie quiere que se pare el festejo, la banda tiene que despedirse. Pero no desesperen: el 10 de marzo hay una nueva—y última- función de “Balneario Cacharrito”.