Y un día, Cuentos Borgeanos rompió su estado de receso y volvió a pisar fuerte los escenarios. En el último domingo del año, las puertas de La Tangente se abrieron para dar inicio a la segunda función que marcará el retorno de la banda. Adentro, se percibía la calma que antecede al huracán. La expectativa por ver nuevamente a los Borgeanos estaba presente en el aire, y el hecho de que las entradas se encontraran agotadas era un claro indicio de eso.
«Volverá cada instante, cada lugar». Suena «Eternidad» como puntapié inicial, con un energético Abril Sosa al frente en voces y guitarra, y secundado por Lucas Hernández en batería y Alejandro Crimi en bajo. «Cuenta Despacio» y «Cuentos Imborrables» continuaron en la lista, y aunque hasta acá hayan sonado solo 3 canciones, lo que sucedía sobre y debajo del escenario ya comenzaba a convertirse en una auténtica comunión. Abril arenga al público mientras canta «Volar» y repite «Volvamos a encontrarnos», para seguir con «Marzo» y «Estas Vivo», en un contundente inicio del set.
Si bien la banda está reacomodándose a su actual formación de trío, la energía que emana en vivo se siente intacta. Ver a Cuentos Borgeanos hoy sobre el escenario puede remitir a los más nostálgicos a aquellos shows que la banda solía realizar sobre las tablas del mítico Peteco’s hace algunos años atrás. Estuvo la esencia de celebración que siempre hizo especial cada presentación en vivo de la banda, y que se hace tangible cuando suenan canciones como «Andorondack» y «Fantasmas de lo nuevo». Estuvo la sorpresa constante de no saber si la banda empieza a tocar una nueva canción arriba del escenario y de repente Abril se funde entre el público y aparece cantando al lado tuyo para que le des un abrazo, cantes «Felicidades» junto a él, o lo ayudes a armar una ronda que termine estallado en pogo mientras suena «Fantasmas de lo nuevo».
No escasearon momentos de espontaneidad, y «Canción del agua» (que no estaba incluida en la lista de temas) suena teniendo como guitarrista a quien entre el público pedía a los gritos que tocaran esa canción, y sea por un momento uno más de la formación. Tampoco faltó la adrenalina de sentir y vivir cada canción que sucede en vivo como propia, porque Cuentos Borgeanos es, para muchos de los que están presentes en este lugar, la banda sonora de sus vidas.
Veinticuatro canciones después, llegaron «Esto es amor» y «Frío», para cerrar una noche que tuvo todos los condimentos que su regreso a los escenarios tenía que tener. Pasaron los años, cambiaron algunos integrantes y otros siguen hasta hoy, hubo pausas y también camino, pero conservan la magia. Y es esa misma magia la que los tiene embarcados hacia el porvenir, con un nuevo disco y una inminente gira en 2019. Porque como en las ruinas circulares, la vuelta a los escenarios de Cuentos Borgeanos fue un nuevo regreso al lugar donde volvieron y volverán.