Sábado por la noche. Estadio cubierto. Es el Malvinas Argentinas, pero bien podría ser Obras Sanitarias, bien podría ser un sábado a finales de la década del noventa. Los pibes embanderados en la calle, las remeras, el suelo del estadio que de a poco va llenándose de grupitos esperando a su banda. Todo tiene aroma a otra época. Con más celulares, con menos encendedores, pero la épica es la misma. La espera ansiosa de la banda, de su banda. Ese grupo de pibes de Castelar que se juntaban para hacer rock y que, de a poco, fueron ganándose su espacio a fuerza de himnos que quedarían grabados en la cabeza.
Pasadas las 9 de la noche, con el estadio ya colmado, arranca la cuenta regresiva para un nuevo regreso de Los Caballeros de la Quema. Suena Volver y al toque se desata la fiesta. “No tengo CUIT ni CUIL, no me doy con la puta AFIP” canta Ivan Noble en Celofán, y por momento lo volvemos a ver con jeans rotos y pelo largo por la espalda.
Ese frontman, que desde la separación de la banda, allá por el 2002, nos había mostrado otra cara, mucho más aplacado y maduro, vuelve a ser el adolescente de Zona Oeste lleno de energía en el escenario. El tiempo pasó, pero no se siente, el flashback a los 90 va a ser una constante en el show. Ayuda el hecho de que Caballeros haya decidido regresar tocando las mismas canciones que tenían cuando partieron, sin planear nuevas composiciones, sin entrar a un estudio de grabación. Son ellos, su público y los temas que todos conocemos. Simple. Una reunión de amigos en la que a pesar del paso de los años, nada cambió.
“Huelga de princesas”, “Todos atras y Dios de nueve”, “Patri”, “¿Que pasa en el barrio?” continuaron la lista y encendiendo a la gente, que se escalonaba en generaciones. Es que los que hace 15 años iban a verlo con amigos, hoy sumaron familia, hijos, tal vez nietos.
Un sondeo del cantante sirvió para verificar cuántos de los presentes habían estado en lugares como Obras o Cemento, y como antesala a “A sangre fría” una de las sorpresas de la lista, del disco “Sangrando” de 1994. “Me vuelvo a Moron” y “No chamuyes”, un par de viejos más conocidos que pocos tenían entre las probabilidades, también se colaron en la lista y provocaron más de una sonrisa.
Hubo espacio para todo y para todos. Los temas más hiteros, los menos radiales pero más queridos por el público, las baladas, el rock poguero. Hasta una versión improvisada de “Stand by me”, acompañados por el bandoneon de Marco Antonio (que no es Solis) previo a “Fulanos de nadie”.
“Pejerrey” y “Oxidado” cerraban una noche que no defraudo a nadie, un volver a la adolescencia para algunos, una forma de transmitir vivencias a sus hijos para otros, un show de rock de una banda que nunca se fue para todos.
Nos veremos en la próxima, Caballeros de la Quema, quien sabe, hasta luego…