10.000 pies saltan con “Ola Mina XD”, tan pegajosa como el piso de Obras Sanitarias. Es el inicio de un verano que corona a dos pibes que solo hacían música por placer como la revelación de la música argentina, un tachero que escucha el retumbe de las paredes del mítico recinto me pregunta justo antes de entrar: Che, ¿de qué es el recital? Yo respondo: trap.
Pero, ¿fue trap? Durante las dos horas de concierto y sudor sonó funk, soul, electrónica y hasta un cover de Pantera en las manos de Ca7riel, y tal vez este género emergente no sea más que la fusión natural de influencias de la calle, atrás quedó el rockero que hace rock, la música es una sola y se traduce o transforma en lo que la gente quiere, podemos subir los brazos en un hip-hop y mover las caderas en un electro-house en el mismo recital, por eso y mucho más Ca7riel y Paco son más que solo dos pibes.
Vamos por parte, Paco Amoroso abrió con su music session de BZRP, un rap cortado con ganas de romance, la voz del joven está rota y llena de pasión, ojos estáticos lo ven bailar mientras el ritmo hipnótico empieza a convencer a los nuevos del género, más tarde le tocaría a Ca7riel en su colaboración del mixtape de Bizarrap, un gansta trap sucio para reventar los bajos de los parlantes, ambos sinceros, ambos reales, ambos aplaudidos.
Cuando se mezclan en “A mi no” y en “Piola”, la dupla es indetenible. Obras salta con ellos, siente cada beat y acompaña hasta la rima más complicada y el punch más salvaje, su complicidad es orgánica, nos hace recordar a los noventa cuando otro doblete (de apellidos más conocidos) revolvió el continente con una mezcla de hip-hop y funk, sin ánimos de comparar, la fuerza de Ca7 y Paco es totalmente reminiscente a un joven IKV, con más autotune en “Mi Sombra” pero con la misma intensidad, la misma que solo alguien joven puede tener, hablando el mismo idioma que aquel que está del otro lado del escenario con las manos arriba.
“No aterrizó”, “Gatxs”, y “Vibra alta” serían un compendio de funk caliente en la voz de Catriel Guerreiro, el talento de la banda es increíble, todo el flow viaja al unísono de una vibra suave, pasan los blunts y lo que parecía ser un recital salvaje se convierte naturalmente en un mellow show épico, el público fluye y el baile se abre a la noche.
Eclecticismo puro, se adelanta Paco Amoroso y coverea a Joey Montana en “Picky”, un reggaetón perfecto para la voz del pequeño de la dupla, gigante en el escenario y actitud. Golpe seco y “De la tierra hasta el cielo so fast, ella dice que no soy uno más, en un solo una pieza de jazz, con Paquito, pipazo de hash” arrancan con el mega éxito de Spotify “OUKE” y el grito del público que le pregunta a Annie if she is ok levanta al mismo MJ de la tumba.
En el momento más intenso de la noche sube el big boss de WOS a interpretar “Klapaucius” con la dupla, y vemos en el escenario un resumen de la movida del 2019, nadie en la escena musical tuvo un ascenso más rápido y merecido que estos tres jóvenes, el público enloquece con su presencia y rimas salvajes.
La noche termina con lo más nuevo en «Cono hielo» y cierra con “Jala Jala”, el tema más exitoso de la dupla, no sin antes hacer un a capella del “Que calor” de Pibes Chorros, y ahí está nuevamente: la cumbia, el trap, el hip-hop, el funk, el rock y la calle; todo en una fusión de sudor, mística y juventud, el futuro de la música Argentina pasó de las manos del indie a un “trap” que se niega a encajar en un formato, lejos de la movida del caribe, el género urbano en en el país es another kind of monster, que nace en los barrios, suena en las plataformas digitales y rompe los escenarios, todo en una cornucopia de ritmos hipnóticos y letras que hablan del hoy que se vive en las calles, el 2020 promete.