The Magic Numbers en Niceto Club
Romeo y Michele Stodart, junto a Angela y Sean Gannon son el par de hermanas y hermanos que conforman The Magic Numbers. Ellos tuvieron una noche más en la capital, más precisamente en Niceto Club, y ofició de bienvenida al Personal Fest 2016 como primer side- show del evento.
El comienzo fue una grata sorpresa. Michele con una guitarra electroacústica rítmica acompañada de Raevennan Husbandes (googlea, es fantástica) en guitarra eléctrica metiendo sutilezas. Dos mujeres al poder que colmaron la sala de folk delicado y sentido, descendiente de Joni Mitchell y Norah Jones, con varias canciones incluidas en el reciente álbum de Stodart llamado “Pieces”. El set duró unos 30 minutos y fue un prólogo radiante para lo que se vendría.
Este concierto de los londinenses en Buenos Aires tuvo un setlist similar al que ofrecieron durante toda su gira sudamericana, con predominio de canciones de su último álbum “Alias” y del primer disco homónimo que les dio el estrellato mundial. “Forever Lost”, “Love´s a game”, “I See You, You See Me” y “Love me Like You” resisten el paso del tiempo con dignidad. Canciones de amor y desamor que se sienten reales, honestas. En “Shot in the Dark”, despliegan su lado más salvaje.
Al centro de la escena se ubica Romeo, quien canta y toca la guitarra eléctrica de manera exquisita, derrochando calidad y también carisma para el ida y vuelta con el público (nos recomienda que escuchemos Roy Orbison, artista que da título a una de las canciones incluidas en el último disco del grupo). Angela Gannon, sobre la izquierda, toca los teclados, pero también la mandolina y bombo, arenga al público a hacer palmas y saltar, pero por sobre todas las cosas canta, y de manera celestial… como en “I Thought I wasn´t Ready”. Michele al bajo es la más inquieta, salta y contagia energía a pura sonrisa y actitud rocker. Sean toca la batería, pero también la abandona y nos convida con un solo de armónica hacia el final del show, en una fina versión de “Harvest Moon” de Neil Young. Todas las canciones contienen una porción de armonía coral luminosa, que refleja la alquimia entre los hermanos y hermanas, mujeres y hombres.
El final es con “Mornings Eleven”, una composición que resume el sonido característico del grupo, mezcla de paisajes folk intimistas con country pop agridulce. El éxito es seguir tocando, sonriendo, hacer canciones y mostrarlas al mundo, a pesar del mundo. Ellos siguen brillando, a pesar del mundo. Bienvenida la magia.