Estos compañeros de ruta llegaron a la calle Corrientes con sus “Canciones inoxidables”, brindando un show emotivo y lleno de sensaciones que demuestra su vasta experiencia en el escenario.
Como equipo, ambos han compartido amistad y tablas desde hace varios años y encuentran en este show lo que más los une que es el diálogo a través de su calidad artística.
Por un lado, Vitale se posiciona en un extremo del escenario con su equipo de piano y sintetizadores, por el otro extremo, Baglietto se encuentra sentado junto con sus guitarras y elementos de percusión, además también de su cálida y conmovedora voz. En este espacio que surge entre ambos se amalgaman sus individualidades y a su vez, se congrega la enorme energía que despliegan al tocar en conjunto.
El espectáculo va trazando un camino con aires nostálgicos, pero renovadores. Ambos se apropian de bellísimas canciones para otorgarles ese toque auténtico y genuino que le dan con sus interpretaciones. Desde versiones como la de “Par Mil” de Divididos a “Dios y el Diablo en el Taller” de Adrián Abonizio, buscan unir la brecha generacional a partir de amigarse con esas “canciones heredadas” que hoy forman parte de nuestra identidad.
La ambientación del espectáculo merece una mención especial. El juego de luces que acompaña la lista de canciones, nos sumerge en un mundo profundamente teatral; también reforzado con el carisma escénico de Baglietto y la sensibilidad de las teclas de Vitale.
En esta ocasión repasaron su repertorio trazando un viaje musical que nos adentró en grandes clásicos con “Garúa”, “Naranjo en flor”, “Junio” y “Gricel”, entre otras; así como también las infaltables canciones representantes de “La trova rosarina” homenajeando a Jorge Fandermole y Fito Páez con “D.I.G”, para así cerrar con una sorpresiva y muy sensible versión de “Las cosas tienen movimiento”; de esta manera culminaron con una noche a sala llena, además de una enorme ovación de pie por parte de su querido público.
