Piti Fernández || Teatro Coliseo || Ph. Nicolás Bruno || 25.11.17
Piti Fernández es un tipo al que no le gusta quedarse en lo cómodo. Lo ha demostrado con Las pastillas del Abuelo, su banda de siempre, cambiando y progresando disco a disco, como también en sus proyectos solistas en paralelo.
Y el sábado a la noche asistimos a uno de esos momentos, a uno de esos cambios en la vida de Juan Germán Fernández. Piti presentó en el siempre hermoso Teatro Coliseo, “Conmigo mismo”, su proyecto solista.
Este Piti, distinto al de Las Pastillas, nos gusta. Más sereno, más tranquilo arriba del escenario, entiende que esta vez el rol protagonista lo tienen las canciones. Las historias que nos cuenta cobran vida por peso propio, y el es el medio por el cual nos tienen que llegar. Su actitud nos recuerda un poco a los inicios, a la forma en la que se nos dió a conocer, su voz y el ritmo de la guitarra. Una actitud más íntima que rocker. Las experiencias solistas tienen esa expectativa. La duda sobre cómo va a hacer para despegarse de la banda, Piti la despeja tocando.
Ya lo había anticipado en el disco: esta experiencia es una reunión familiar. Piti ya se encargó de presentarnos en cada tema a sus afectos, a las amistades que lo acompañaron en todo este tiempo. Y el recital fue una confirmación de esto. Entre los integrantes de la banda (varios de ellos familiares) y el público hay confianza, hay conocimiento mutuo y hay complicidad.
La gente es la misma. Se conocen desde el principio, se vieron crecer y maduraron juntos. Por eso, cada canción, cada frase, cada acorde es recibido con alegría, con una felicidad de hermanos, que se desean lo mejor sin importar nada todo lo demás.
Piti, guitarra acústica en mano, acompañado de Juani Fernandez en teclados, Mariano Fernandez y Martin Moralez en Guitarra, Guito Daverio en Bajo, Pechi Pages en Bateria y Pablo Vidal en saxo, fue cantándonos uno a uno este árbol genealógico, en el que no faltaron invitados de la talla del Mono de Kapanga cantando “Contame” o Chizzo Napoli, poniéndole la voz a la bella “Le tengo miedo al silencio”.
Pero también lugar para la sorpresa, porque el álbum familiar se compone también de homenajes al rock nacional. “Salgan al Sol”, “Sucio y desprolijo” y “El fantasma de Canterville”, pegadas como si fueran uno sola y una hermosa versión con pulsos folks de “Ayer Nomas”, el clásico de Los Gatos.
Fernandez se la juega. Prueba y aprueba con una gran presentación. Ahora hay que seguir, apostando a los dos frentes. Jugando a lo clásico, al éxito asegurado, y a la vez innovando lanzándose en paralelo, pensando en esta doble vida. Frontman de una banda de rock y cantante solista en un plan más íntimo. Los dos caminos son bienvenidos. El apoyo de su familia ya lo tiene.