En una noche de viernes en Villa Crespo, Norman Cook, más conocido como Fatboy Slim, transformó el Movistar Arena de Buenos Aires en una pista de baile colectiva. Durante dos horas desplegó un set cargado de himnos y visuales hipnóticas, con guiños a clásicos locales que sorprendieron y emocionaron al público argentino.
El DJ británico llegó puntual al escenario y, desde los primeros beats, dejó claro que no sería una noche cualquiera. Himnos como “Praise You” y fragmentos de “Don’t Stop Me Now” hicieron vibrar al Arena, en un show donde el pulso electrónico convivió con visuales envolventes, luces láser y proyecciones que evocaban íconos de la cultura pop y la contracultura.
Pero los momentos más celebrados fueron aquellos que hablaron directamente al público argentino: Fatboy Slim sorprendió con la intro de “Niño Gordo Flaco”, de Wos y Catriel, y desató la euforia con su versión de “Hablando a tu corazón”, clásico de Charly García junto a Pedro Aznar. Estos guiños no fueron detalles menores: se vivieron como gestos de complicidad que consolidaron un puente emocional entre el artista y su audiencia.
La fiesta de anoche tenía, además, un contexto especial. El regreso de Fatboy Slim a Argentina se anunciaba como uno de los hitos musicales del año. No era la primera vez que Norman Cook pisaba suelo local: en sus giras de 2022 a 2024 agotó fechas en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Pinamar y Mar del Plata, lo que cimentó un vínculo sólido con el público argentino. Por eso, cuando se confirmó la cita del 19 de septiembre en el Movistar Arena, la expectativa fue inmediata y masiva.

El line-up de la noche también reflejó esa mirada amplia: la presencia de artistas regionales como el brasileño Beltrán y la productora argentina Victoria Whynot completó una propuesta que no se reducía al big beat del histórico DJ, sino que también celebraba el presente de la cultura dance latinoamericana.
Con un repertorio que combinó lo mejor de su historia con una energía arrolladora, Fatboy Slim reafirmó su vigencia. La mezcla de clásicos propios, reversiones inesperadas y gestos de empatía hacia el público local convirtió al Movistar Arena en una fiesta sin descanso, donde la nostalgia y la novedad convivieron a la perfección.
Más que un show, lo de Fatboy Slim en Buenos Aires fue un reencuentro: una celebración que reafirma por qué su nombre sigue siendo sinónimo de música electrónica en estado puro.
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