Árbol en C Art Media: la banda que crece con sus raíces

Una vez más, Árbol volvió a florecer donde más se lo extrañaba. El sábado 10 de mayo, el C Art Media fue testigo de una celebración que tuvo la intensidad de una tormenta eléctrica y la calidez de un reencuentro postergado. Con entradas agotadas y un público sediento de pogo y emoción, la banda liderada por Pablo Romero reafirmó por qué, a casi 30 años de su formación, sigue siendo una de las propuestas más vitales del rock alternativo argentino.

Desde el primer acorde de “La Güera Salomé” —con El Chávez como invitado, aportando sus beats tropicales—, el público entendió que no estaba ante un show más. Era una noche de viaje, de mirar hacia atrás sin perder el presente de vista. Con una energía arrolladora y un setlist demoledor, Árbol propuso un recorrido por su historia, sus nuevas búsquedas y sus eternas convicciones musicales.

Sonaron clásicos ineludibles como “Pequeños sueños”, “Vomitando flores” y “Revoloteando”, himnos generacionales que todavía tienen la capacidad de conmover desde la sinceridad. Pero también hubo lugar para sorpresas que demostraron que la banda no se duerme en los laureles. La versión de “Pintado”, original de Duki, Rei e Ysy A, fue una muestra brillante del espíritu camaleónico de Árbol, capaz de apropiarse de los sonidos urbanos sin traicionar su identidad.

La emoción creció con la aparición de Tomás Otero y Jeremías Oro, de Koino Yokan, para interpretar juntos “Lo que hoy quieras” y “Goodbye Adiós”, en un momento que fusionó generaciones y estilos, dejando en claro que la sensibilidad no tiene género ni edad.

Y cuando el escenario parecía no poder dar más, llegó el Mono de Kapanga. El estallido de ovación fue inmediato. “La Nena Monstruo” se convirtió en un descontrol adorable, un carnaval rockero donde la alegría fue el único mandato en el C Art Media.

El show fue creciendo en intensidad hasta el final, con una seguidilla brutal que incluyó “Trenes, camiones y tractores”, “Enes”, “Soy vos” y un “Jijiji” que desató la euforia total. Pero también hubo tiempo para el homenaje: “Bancate ese defecto”, el clásico de Charly García, recibió su bautismo en vivo con una versión tan poderosa como sentida. Violines, sintetizadores, freestyle y rock: todo en su justa medida, todo con la firma inconfundible de Árbol.

El cierre, con “La vida”, fue casi simbólico. Porque eso es lo que la banda transmite en cada uno de sus shows: una vitalidad contagiosa, una forma de estar en el mundo con música como lenguaje universal.

Después de un año sin pisar suelo porteño, Árbol volvió a casa. Y lo hizo como siempre: sembrando euforia, cosechando abrazos sonoros y dejando claro que sus raíces están más firmes que nunca, pero siempre dispuestas a seguir creciendo.

Ayúdanos a seguir creciendo

Si te ha gustado la nota, podés hacer una pequeña contribución para ayudarnos a seguir adelante con el proyecto. Si estás en Argentina, podés hacerlo a través de este enlace, y si te encuentras en cualquier otro lugar del mundo, aquí tenés el link correspondiente. ¡Gracias por tu apoyo!

Más artículos
Alejandro Pérez: «Hernández tiene merecido el lugar que se ganó»