En nuestra escena, hay miles de opinólogos que siempre hablan sin someterse a vivir la experiencia, y a partir de ahí armar una opinión fundamentada en vivencias. Estamos en condiciones de afirmar que la nueva formación de Los Cadillacs es de las mejores de su historia, el talento de Florian y Astor potenció a la banda a niveles altísimos, esto sumado al gran set list y a las sorpresas de la noche, podemos hablar de un concierto que quedará en la memoria de los asistentes.
Nos merecíamos una segunda vuelta, ya que el show de mayo se había agotado muchos días antes y éramos muchos los que habíamos quedado afuera. El jueves pasado tuvimos nuestra revancha, una previa alusiva al nuevo disco nos daba la pauta que el concierto comenzaba. “Cadillacs”, “Mi novia…” y “Las Venas abiertas de A. Latina”, ese lado B que siempre nos regalan, abrieron a pura furia y con un despliegue de energía excepcional.
Vicentico canta cada vez mejor, Flavio es el maestro musical, Nando y Mario son sólidos como siempre, y Dani y su ejército de brasses nos hacen acordar de los inicios de la banda, cuando demuestran su poderío ska. Astor y Florian revitalizan a estos señores de 50 años, y la emoción gana muchos espacios en este show de más de 2 horas.
“Carnaval toda la vida”, “Carmela”, “Mal Bicho” y “Matador” hacen bailar a las familias que son mayoría en el Luna. Para no olvidarnos que se estaba presentando un disco sonaron “No era para vos” y “Canción de solo para Juan”, entre otras. Éstas nos dejan el sabor y las ganas de repasar aún más “La Salvación de Solo y Juan”.
Estábamos pipones, y a partir del primer corte todo lo que venía era una yapa, “Mañana en el Abasto” (con Melingo de invitado), y el homenaje merecido a los 30 años de “Bares y fondas” con Luciano Jr nuevamente en el escenario. La familia se agrandaba tema a tema, para el bis, “Yo no me sentaría en tu mesa”, subió Vainilla y los instrumentos rotaban a lo largo y ancho del escenario.
El concierto del jueves pasado es un cúmulo de emociones, porque todos los que son padres lo viven muy a flor de piel. Flavio y Vicentico se merecen este lujo, girar con sus hijos tocando en la banda de sus vidas. Los Cadillacs siempre están, y son esas bandas que no se equivocan nunca en sus decisiones. Saben leer la jugada, se guardan cuando deben, se rearman y salen transformados en algo superior. Disfrutémoslos.