El atardecer se adueñaba del sábado y había que acomodarse rápido: se venía Dillom. Con la intro que forma parte de Por cesárea, su último disco, la banda se ubicó en escena y se preparó para desplegar, a lo largo de 15 canciones, un show sólido y contundente.
Dillom fue uno de los pocos artistas que llevó al escenario del Quilmes Rock la escenografía que lo acompaña durante la gira. Su propuesta tiene una estética definida, una narrativa clara que intenta reflejar en cada presentación. Aunque el formato festival impone ciertas limitaciones, el artista sale airoso y se gana la ovación del público, mucho del cual descubría su propuesta por primera vez.
“Piso 13”, “Ola de suicidios” y “Pelotuda” fueron algunas de las que sonaron en la primera parte del set, con Dylan recorriendo de lado a lado el imponente escenario montado en Tecnópolis. No hubo invitados, aunque muchos esperaban a Calamaro para “Mi peor enemigo”. Tal vez en algún momento se repita la postal que compartieron en el Movistar Arena.
El show de Dillom siempre viene con algo de polémica, y esta vez no fue la excepción: algunas palabras de la canción “Buenos tiempos” encendieron comentarios. Aun así, fue uno de los puntos más altos del concierto. Para el final quedaron “Ciudad de la paz” y “Reiki y yoga”, los dos temas que cierran la historia narrada en Por cesárea. El público se queda con ganas de más, pero los músicos no volverán, y la atención se traslada hacia otro escenario.
Federico España estuvo a cargo de la cobertura y nos dejó este material del atardecer en Villa Martelli, en el primer día del Quilmes Rock.
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