Massacre en Teatro Gran Rivadavia
Se puede viajar de muchas formas: físicamente, visualmente o simplemente con la mente. Viajar con ella es un desafío que cuando se logra es satisfactorio.
En sintonía con el recital que dieron en la Usina del Arte el mes pasado, y en un formato alejado del que usualmente hacen, el viernes por la noche en el histórico Teatro Gran Rivadavia nos acomodamos en una butaca de la planta baja y nos dejamos llevar por los caminos que iban dibujando los Massacre.
Lo sé, pensar en estar sentados en un recital de ellos es una ironía, pero en este contexto de “Massacredelica” es lo acertado.
La banda liderada por Walas nos llevó a recorrer por partes varias de su discografía, iniciando con el instrumental de “Bienvenido al mundo de los conflictuados”, transitando “El deseo” y declarando que realmente “Lo mío no es tan grave”, estos son algunos ejemplos del gran set list interpretado en el hermoso teatro del barrio de Floresta.
En un ambiente familiar, con un público expectante del minuto a minuto, y con los “Afrosound” como acompañantes fijos para entonar como mantras oraciones claves de algunas canciones, y con una puesta de escena enfocada en una pantalla gigante de fondo que acompañaba a cada canción con imágenes o videos claves (imágenes psicodélicas, cielos con nubes rosas, escenas de lava que te da la sensación que viene hacia vos) fuimos transitamos la noche.
Cuando creíamos que la música psicodélica era lo único que se escucharía, “Sofía, la super vedette” aparece y las butacas del Teatro nos quedan incomodas y molestas para este tema donde saltar y cantar a dos voces es moneda corriente.
La banda nos invitó a cerrar los ojos y acomodarnos en un sillón, introduciéndonos a un mundo tranquilo y liberador, donde cada acorde nos llevaba a navegar por ese mundo creado por ellos bautizado “Massacredelica”.