En 1953, siendo cadete del New York Times, quedó fascinado por el cartel luminoso de Times Square que pasa los titulares. Y ahí fue. Entró al edificio, trepo escaleras y descubrió al hombre que hace esto desde hace 25 años de manera artesanal. Así aparece uno de los muchos artículos que Gay Talese escribió para el New York Times, Esquire y Harper’s Magazine.
Nació en febrero de 1932 en Nueva Jersey, estudió periodismo en la Universidad de Alabama tras haber sido rechazado por otras. Desde los quince años escribía en el diario local las crónicas de beisbol. Investigó, escribió y lo hizo de manera distinta. Por eso es considerado junto a Tom Wolfe, el “padre del nuevo periodismo”. Donde comienza a ocurrir que, en contenidos periodísticos como entrevista, crónica y reportaje se incluyen recursos que hasta ese entonces se asociaban a la literatura, pero todo esto manteniendo lo verídico del relato, por eso también se lo llama Non fiction.
En esta categoría estalla la crónica periodística “Frank Sinatra está resfriado”. La revista Esquire le encarga a Talese un perfil del cantante, pero las cosas no comienzan como se esperaba. Sinatra se sentía mal y se negó a dar la entrevista. Talese encontró la forma de potenciarlo contando cómo era no entrevistarlo. Hace un retrato del ídolo desde otros frentes: su entorno, el documental sobre su vida, la relación con su hija y sus ex mujeres, la mafia, los Kennedy, las peleas. Todo, sin haber cruzado una sola palabra con él.
Otra perla de crónica inigualable es “Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas”
“(…) Nueva York es una ciudad para los excéntricos y una fuente de datos curiosos. Los neoyorquinos parpadean veintiocho veces por minuto, pero cuarenta si están tensos. La mayoría de quienes comen palomitas de maíz en el Yankee Stadium deja de masticar por un instante antes del lanzamiento (…) Los neoyorquinos se tragan cada día 460.000 galones de cerveza, devoran 3.500.000 libras de carne y se pasan por los dientes 34 kilómetros de seda dental. Todos los días mueren en Nueva York unas 250 personas, nacen 460 y 150.000 deambulan por la ciudad con ojos de vidrio o plástico (…)”
Gay Talese sabe dónde mirar y cómo contarlo.
La tapa de Esquire de abril del ’66 dedicada al reportaje «Frank Sinatra Has A Cold» de Gay Talese, con ilustración de Edward Sorel.
En 1971 publica el libro “Honrarás a tu padre”, una investigación de siete años sobre la mafia con decenas de entrevistas, viajes a Sicilia y la memoria de Joe Bonnano como jefe de una de las grandes familias. El libro es un retrato del hastío que puede sentir un mafioso y que en 1999 David Chase adapta para televisión realizando «Los Sopranos», una serie de culto.
Nunca fue un periodista de escritorio, para el libro “La mujer de tu prójimo”, Talese se instaló en un centro nudista de California. Él tenía mujer y dos hijas, por lo que esto le trajo sus complicaciones, pero declaró “Nunca sentí que hubiera hecho algo malo. Era claramente un libro sobre la infidelidad y su prevalencia en la revolución sexual previa al sida. Y si escribes de eso, no lo haces desde una sala de prensa, como un periodista deportivo.”
En «El motel del voyeur» cuenta la historia de Gerald Foos, dueño de un motel Manor House en Denver, donde había espiado y registrado el comportamiento sexual de sus clientes durante 30 años. El impacto inicial fue tal que Steven Spielberg compró los derechos para convertirlo en película. Pero antes podemos encontrar el documental Voyeur en Netflix, donde se suma el conflicto sobre la verosimilitud de la historia.
“Retratos y encuentros” es una antología de las mejores crónicas periodísticas: memorias autobiográficas con reportajes a figuras como Ernest Hemingway o Frank Sinatra. Muhammad Alí en su encuentro con Fidel Castro, retratados en su ocaso. Floyd Patterson, otro boxeador, regenteando un bar mientras asegura que no es él sino su hermano Raymond. La nostalgia de Joe DiMaggio cuando no puede sacarse a Marilyn de la cabeza.
Acierta Rodrigo Fresán, periodista argentino, sobre Gay Talese: lo suyo es “rastrear la vida corriente de personas fuera de lo común y la vida fuera de lo común de personas corrientes”.
Hoy con 90 años, cierra en una de sus últimas entrevistas «Si me muero esta medianoche, creo que habré tenido una vida muy honesta. Y, como periodista, eso es jodidamente difícil».